Con los televisores de tubo pasa que han sometido a las personas a una fuente EXTRA de radicación ionizante, muy cercana comparado con otras, y de larga exposición. Muchos hemos visto horas y horas de televisión durante la infancia. Muchos de los efectos de las ondas son independientes de la intensidad, y existen otros efectos soloamente por la iluminación, luego las pantallas actuales tampoco se libran de estos.
El otro día vi un prospecto de un antibiótico, uno de los efectos secundarios era la rotura del tendón de Aquiles. Bien, muchísimos medicamentos presentan algún síntoma muy serio, utilizarlos de manera cotidiana e indiscriminada es jugar a la ruleta rusa, habiendo, además otros medios de preservación de la salud (y de curación) mucho más efectivos y realmente inocuos. Cierto que pueden ser útiles en determinadas (pongamos el 10% de las veces) situaciones, como un choque anafiláctico, donde es legítimo apostar tu vida y tu salud a una ingerencia externa que quizás el organismo no pueda soportar.
No sé si soy alarmista, pero un poco de veneno nunca será bueno,por mucho que lo limitemos, mejor nada de polución que no un poquito en aras del progreso, que no veo por ninguna parte, porque todo lo correcto, o casi, no se aplica. Ahora resulta que van a sacar los coches eléctricos, hace mil años que están ahí.
La misma mentalidad hace que lo de las ondas se esté yendo de madre, si son tan imprescidibles (hace tan sólo 11 años no lo eran) pues que apliquen las precauciones y no dejen comercializar el wifii, por ejemplo, para que no tengamos que tragarnos las ondas pulsadas ajenas, que pongan las antenas justas y estratégicamente situadas solamente (¿dos por ciudad?). De esa manera a mí no me habrían jodido la vida tanto, y a muchos otros tampoco.