EL último disco de NIN ha sido demasiado infravalorado por muchos medios. Creo que es un álbum sutil, sincero y a la vez potente y oscuro. La gente preferiría estar escuchando siempre guitarras ruidosas y baterías endiabladas. No es necesario, no siempre tienes que estar agresivo (y conste que mucha música que adoro es considerablemente agresiva). Pero al final, para mi, la tristeza es significativamente más profunda que la rabia y permanece durante más tiempo.