Un amigo veterinario me contó que estaba con una chica super fabulosa y super maravillosa. En aquella época él tenía un perrito y un día subió a la cama y ella puso cara cmo de asco e intentó hacer que se bajase. Ahí se dio cuenta él de que aquello no iba a ninguna parte.
Yo porque tengo la inmensa suerte de tener el marido que tengo, pero no podría mantener una relación con un tipo al que no le gustasen los gatos. Pa un ratillo, vale, pero una relación medio qué, pues no...¡imposible!