En el discurso del acosador hay una contradición que no aparece en el discurso de la víctima. El emisor utiliza la contradicción intencionalmente. La contradicción incluye el uso de falsedades y de errores. La falsedad la vemos en el argumento que está sostenido sobre una mentira y en el razonamiento se oculta una equivocación o error (9). Según Hirigoyen (1999: 104) " Si la víctima reacciona y deja de comportarse como un objeto dócil, el agresor se considera amenazado y agredido. Quien, en un principio, había iniciado la violencia, se coloca ahora en posición de víctima. (...) El perverso intenta que su víctima actúe contra él para poder acusarla de "malvada".