He venido a confesar y no sin cierto rubor, que junto a los patés vegetales, los bizcochos, no son lo mío. Se lo han comido todo pero no tiene mérito. En casa en cuanto hay algo dulce, por escaso, vuela en el mismo instante en que sale del horno, pero diosmio de mi vida, qué cosa tan mala!
Yo creo que no dejaron ni las migas muy a su pesar, para simular éxito y que volviera a repetir para mejorar porque empeorar era absolutamente improbable