¿Qué puede estar pasando, de ser cierto el estudio y sus conclusiones, de cuya veracidad no debemos dudar, para que todo suceda al contrario de que como debería suceder? ¿Será verdad como se nos dice que, el toro sometido a una corrida es un animal especial neuroendocrinologicamente hablando, y que está perfectamente adaptado para ella?
Si yo les digo que, para que se tengan en consideración ciertas respuestas endocrinas, como es la liberación de cortisol a través de la ACTH, ES INDISPENSABLE QUE ESTÉN INTACTOS EL ESTÍMULO NEURONAL Y LA TRANSDUCCIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO, es decir, que si existe cualquier lesión que haya dañado el sistema nervioso, este tipo de respuestas hormonales no pueden ser valoradas, ya que no se producirán con normalidad, ¿qué conclusión sacan ustedes?
Sabemos a través de muchos estudios y publicaciones hechas por veterinarios taurinos, que las puyas provocan rotura de apófisis espinosas de vértebras torácicas, dañan vasos sanguíneos que irrigan músculos importantes para la locomoción, se seccionan o lesionan ramas dorsales de nervios espinales, que pueden producir, y producen en ocasiones cojeras transitorias, o caídas por inhibición refleja del plexo braquial, que es el centro nervioso del que parten los nervios que inervan las extremidades anteriores. Sabemos que son capaces de provocar importantes hemorragias en el canal medular, y lesionar la parte alta de las costillas. Algunos de los puyazos, los más traseros, pueden llegar a perforar la pleura y afectar al pulmón, llegando a producir neumotorax con la consiguiente insuficiencia respiratoria.
Sabemos que las banderillas, por acción de la gravedad y de los movimientos del toro, provocan cortes de nervios, músculos y vasos sanguíneos. Sabemos que la estocada secciona también importantes nervios, y por último que el descabello y la puntilla seccionan la médula espinal. Sabemos por tanto que, el sistema nervioso del toro durante la corrida sufre importantes lesiones que hacen imposible una respuesta normal en cuanto a la descarga de ACTH y de cortisol. Es lógico por tanto, y guiándonos por las conclusiones del estudio que rebatimos, que el toro trasportado y el toro que sale al ruedo y que es devuelto sin sufrir daños físicos tengan más cortisol que los que si lo han sufrido. No es que tengan más estrés, sino que simplemente, su sistema nervioso está intacto, condición indispensable como he dicho antes, para que este tipo de respuestas hormonales pueden ser tenidas en cuenta y valoradas con rigor. ¿Saben ustedes que en personas accidentadas con importantes lesiones medulares, la respuesta hormonal que derivaría en la descarga de cortisol está minimizada e incluso abolida? ¿Puede haber alguna situación más estresante para una persona que pensar que pasará el resto de su vida en un silla de ruedas? ¿Existe un daño neurológico más grave que la sección de la médula espinal por el descabello y la puntilla? No olvidemos que a la gran mayoría de los toros analizados se les ha extraído sangre después de muertos, es decir que habían sufrido las lesiones anteriormente descritas.
La otra parte del estudio versa sobre la producción de otras hormonas que se denominan betaendorfinas. Sabemos que éstas, se producen en el organismo ante situaciones de dolor y/o estrés. Dado que al parecer el toro durante la corrida descarga una enorme cantidad de ellas, se concluye que las betaendorfinas serían capaces de casi anular el dolor que se le está provocando. Se nos dice que el toro descarga diez veces más betaendorfinas que los humanos. ¿Bajo que circunstancias? Ninguno de nosotros ha sido, ni será nunca sometido a una corrida. Para hacer este tipo de afirmaciones, las especies comparadas deberían ser sometidas a las mismas situaciones, y no es el caso, ni lo será. Además, la sangre en la que han sido valoradas estas hormonas pertenece en la mayoría de los casos a toros muertos, por lo que no podemos saber en que momento de la corrida fueron descargadas: ¿fue después de los puyazos como afirman los autores del estudio?, ¿después de las banderillas? ¿y por qué no después del descabello o la puntilla? No se ha realizado una toma de muestras seriada, así que de momento no podemos saberlo. Habría que parar la corrida una y otra vez, para saber en que momento exacto de ella se produce esa desmesurada descarga hormonal que sería capaz de minimizar el dolor del animal.
Debo añadir que a las betaendorfinas se las atribuyen propiedades que no tienen. Se las nombra como neutralizadoras del dolor, cuando lo más que podemos decir de ellas es que sirven para paliarlo. Lo cierto es que son mediadoras y lo más importante MEDIDORAS del dolor y del estrés. No he encontrado ningún estudio en que se diga que son neutralizadoras del dolor, es decir, que merced a su producción y acción, un organismo pueda dejar de sentir al instante el dolor que se le está provocando. No hablamos de dolores banales, o por lo menos yo, como veterinario, no puedo calificar como tales a los que al toro se le infringen a lo largo de la corrida. Numerosos estudios realizados en mujeres durante el parto (y estos si son estudios secuenciales) demuestran que a mayor cantidad de betaendorfinas en su sangre mayor fue el dolor durante del parto. Aquellas que manifestaron que el parto había sido insufrible eran las que más betaendorfinas mostraban en los análisis, y curiosamente, los fetos que habían tenido mayor sufrimiento durante el parto eran los que más betaendorfinas tenían en su sangre. Y un dato importante: aquellas mujeres que habían recibido cursos de preparación para dar a luz, eran las que menos betaendorfinas tenían, es decir aquellas cuyo estrés ante esta situación era menor.
¿Cómo puede ser que hormonas del estrés como el cortisol sean casi normales en el toro DESPUÉS de la corrida, y que otras, las betaendorfinas, también medidoras del estrés, están tan altas? Pues para mí la respuesta está en la integridad de las estructuras nerviosas, ya que se sabe que cuando hay daños neurológicos, estas hormonas, las betaendorfinas, pueden ser descargadas en los lugares en donde se produce el dolor, merced a determinados mecanismos celulares sin intermediación del sistema nervioso.
Mis conclusiones con respecto al estudio que hemos mencionado son por tanto claras:
Las respuestas hormonales con respecto al estrés son las esperadas por los daños neurológicos que se le provocan al toro durante la corrida, y que son causados por las puyas, las banderillas, el estoque, el descabello, la puntilla y el agotamiento (síndrome general de adaptación) al que es sometido el animal. Este síndrome ha sido estudiado hace muchos años y tiene plena vigencia en la actualidad. Consiste en que ante una situación de amenaza para su equilibrio, todos los organismos emiten una respuesta con el fin de adaptarse. Se puede definir pues, como la respuesta fisiológica específica del organismo ante cualquier demanda o agresión, que pueden ser tanto físicas como psicológicas. Lo cierto es que cuando la agresión se repite con frecuencia o es de larga duración, y cuando los recursos del animal para conseguir un nivel de adaptación es insuficiente, se pasa de la fase de adaptación a la de agotamiento, en que las respuestas hormonales ante el estrés son inviables.
Las respuestas hormonales ante el dolor, es decir, la descarga de las grandes cantidades de betaendorfinas detectadas en la sangre del toro después de la corrida, son la respuesta normal de un organismo sometido a un gran dolor y a un gran estrés, y muy poco tienen que ver con su capacidad para neutralizarlo, sino todo lo contrario, es decir, nos sirven para cuantificarlo, y no para pensar en su capacidad de anularlo.
José Enrique Zaldivar Laguía
Veterinario
Colegiado en el Ilustre Colegio de Veterinarios de Madrid
Si no sufre, PORQUE CHILLA?
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