Detectan presencia de antibióticos y antidepresivos en las aguas del Ebro
El Instituto Catalán de Investigación del Agua estudia los fármacos y otros contaminantes en peces y bivalvos no destinados al consumo
Dos estudios del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA) ponen de relieve la presencia de contaminantes y fármacos en ríos y zonas costeras mediterráneas, entre ellas el tramo final del río Ebro y su Delta.
Un primer estudio, presentado en el 25º Congreso Anual europeo de la Society of Enviromental Toxicology and Chemestryque se celebra estos días en Barcelona, ha detectado la presencia de varios contaminantes en desembocaduras fluviales y zonas costeras de pesca y acuicultura en diversos puntos de Europa como el delta del Ebro. Según el estudio, la presencia de estos contaminantes puede proceder tanto de los vertidos a los ríos como los antibióticos dados a los peces de las piscifactorías, tanto fluviales como marítimas, que acaban contaminando el resto de la desembocadura y costa.
El estudio comenzó en 2013 y durará hasta el 2017. Tiene un presupuesto de 4 millones y participan 12 grupos de investigación y siete pequeñas y medianas empresas. Se ha desarrollado en el delta del Ebro, el estuario del Tajo, el delta del Po (Italia), el estuario del río Escalda, en Holanda, y el fiordo de Fureholmen Solund, en Noruega.
Para realizar el estudio se analizaron muestras de macroalgas, mejillones, almejas, ostras, muelles y lenguados procedentes de estos puntos marítimos. Así, se detectaron fármacos y disruptores endocrinos en bivalvos y peces, y algunos fármacos en las macroalgas. Los componentes más detectados fueron un psicofármaco y un antibiótico de amplio espectro en los mejillones y un retardante de llama, muy presente en esteras o tapicería de coches, en los muelles.
La investigadora del ICRA Diana Álvarez explicó que las cantidades más grandes encontradas corresponden a la droga psiquiátrica venlafaxina y el antibiótico azitromicina en muestras de mejillones del delta del río Po y el retardante de llama tris (TBEP) en muelles, los estuarios del Tajo (Portugal) y del Escalda (Países Bajos).
Estos compuestos no tienen actualmente niveles máximos permitidos en los alimentos, pero el estudio reconoce que los animales analizados no iban destinados al consumo humano. En una segunda etapa del estudio se analizarán muestras comerciales de estas especies.
Álvarez ha observado que los fármacos y disruptores endocrinos están considerados como «contaminantes de creciente preocupación» sobre los que aún no se dispone de una legislación europea, que cree como necesaria.
Nitratos, fármacos y pesticidas
Por su parte, el subdirector del ICRA, Sergi Sabater, ha presentado una investigación sobre el efecto multiplicador que tiene la doble presencia de sustancias químicas, como nitratos y fosfatos, y microcontaminantes orgánicos, como productos farmacéuticos, pesticidas o retardantes de llama a los ríos. Se han analizado varios puntos de ríos como el Ebro, el Llobregat, el Júcar y el Guadalquivir, y el efecto de los contaminantes sobre biofilms, invertebrados y algas. Los puntos más deteriorados eran el correspondientes a zonas agrícolas y urbano-industriales. De hecho, se ha comprobado que lo que más afecta el deterioro de la biodiversidad es la presencia de contaminantes ambientales como nitratos o materia orgánica en el agua, hasta el 10% de los casos; en el 8,4% la causa principal eran los usos del suelo; y los microcontaminantes orgánicos eran los causantes del 1% de la reducción de biodiversidad. En cambio, cuando los tres elementos estaban presentes al mismo tiempo, el deterioro se multiplicaba, lo que ocurría en el 45% de los casos. Esto, según Sabater, supone que un entorno afectado por algún tipo de factor estresante ambiental o contaminante es más vulnerable si se presenta otro factor.
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