Hace años un amigo me contó esta historia. Sé que no era suya y no sé de quién es, y probablemente no la voy a contar como fue escrita pero ahí va:
En las calles de alguna gran ciudad había un transeunte ciego que pedía limosna sentado en una esquina. Tenía un cartel en el que decía: "tengo habre".
El ciego a duras penas juntaba en su lata vieja unas monedas para ir tirando. Un día sintío que alguien se acercaba y se le quedaba mirando. Luego sintió cómo ese alguien le cogía su cartel. Aquel cartel de corcho blanco hacía mucho ruido al moverlo y el ciego sintió cómo el desconocido le daba la vuelta y "como si escribiera algo". Tuvo miedo pensando que le iban a atacar otra vez, pero aquel desconocido le devolvió el cartel y sin una palabra se marchó.
Al poco el ciego empezó a ver que la gente se paraba frente a él y con sorpresa, su vieja lata se llenó del ruido del golpear monedas en su fondo.
Vació la lata varias veces en la mañana porque, como saben todos los que piden limosna, "una lata llena no se vuelve a llenar" pero seguía dándole vueltas a qué había pasado.
No pudiendo contenerse en saber qué sucedía, al notar que se paraban frente a él dijo: - Señor. - señora ; - le corrigieron -. - Perdón, señora. ¿Le gusta el letrero?. - Sí señor. Paso por aquí muchas veces y nunca jamás me había parado a pensar en sus sentimientos, le ruego que me disculpe. - el ciego se sobresaltó un poco y pensó un momento. - Verá, los ciegos nos fijamos mucho en las voces porque no tenemos otra cosa. Su voz es bonita y me encataría escuchar lo que dice mi cartel en sus palabras, ¿le importaría?. - la mujer tomó aire un momento y leyó: "PRIMAVERA Y YO NO PUEDO VERLA".
Decir las cosas es un arte y de cómo se dicen depende lo que sucede...... ese es mi motivo de optimismo
y al margen de la moraleja......
Pues eso , es primavera....... y yo no puedo verla.....
Alex