De todas maneras lo que realmente debe preocuparnos es el efecto que tienen estas y cualquier piscifactoría en el medio marino y por supuesto en el salmón salvaje.
Las jaulas desechan productos químicos y aguas residuales directamente a mar abierto, provocan fugas de peces al medio salvaje que pueden tener un comportamiento distinto, competitivo y propagar enfermedades parasitárias como el piojo de mar.
Al margen de algunas especies como el herbívoro tilapia, se emplean harinas de pescado y aceites a base de pequeños peces salvajes como la humilde sardina o la anchoa para alimentar a los peces carnívoros de granja como el atún o el salmón etc. Hoy en día
el 40% de la captura global va destinada a la cría de peces de granja. La proliferación de estas granjas a un nivel industrial hará aumentar la captura de más peces pequeños a la par que disminuirá el alimento para especies salvajes como tiburones, delfines, mamíferos marinos y aves marinas, etc.
¡Se necesitan 4 kg de peces más pequeños para que un pez de granja gane un kg de peso! La solución no está en alimentar a peces carnívoros a costa del colapso de otras especies.
De seguir así, no tendrán un serio problema las piscifactorías del Atlántico Norte, sino que tendrán un problema todos los habitantes salvajes del mar y por supuesto nosotros.