Sí, Alex, si insisto en que estamos de acuerdo.
Si yo todo eso me lo sé. Y sé muy bien de dónde vienen los recortes actuales. Y los que vendrán. La economía del Reino Unido ha decrecido medio punto en el último trimestre de 2010, y eso pese a las medidas ultraliberales de David Cameron y sus socios.
A nadie parece importarle que el camino que le espera a España es el mismo. Una locura.
Una locura que me sé muy bien.
El problema es que tú no crees en el cambio desde dentro y
yo no veo otro modo de derribar el sistema más que utilizando las escasas herramientas que éste aún nos ofrece.
Muchas personas sensatas como tú y como Senyor X parecéis ansiosos por derribar esta estructura... sin plantear una alternativa ejecutable. Cuidado: os tengo el mayor de los respetos. Pero,
¿cómo organizamos el mundo cuando derribemos el sistema? ¿Seremos capaces de ponernos de acuerdo?
Y lo más importante: ¿alguien ha inventado algo mejor que la democracia y el voto para expresar las voluntades políticas en las grandes sociedades? ¿Conocéis algún sistema mejor?
Insisto: las leyes las siguen haciendo los pueblos, no las empresas. Otra cosa es que las empresas consigan que los pueblos hagan las leyes que ellas quieren. Si los pueblos deciden, por ejemplo, nacionalizar las empresas que les prestan dinero, los señores ricachones se tienen que ir a cavar olivos. No te digo que tengamos que acabar como en Marinaleda, pero la solución es mucho más sencilla de lo que parece: aplicar la ley.
Igual a mucha gente no le parece edificante mi ejemplo, pero hay un señor en Venezuela nacionalizando a diestro y siniestro. Y sí, no nos cae bien, pero si él, de un populismo barato que se ve venir a la legua, es capaz de hacerlo... ¿por qué no nosotros? Mejor hecho, claro.
El pobre es legión. Por eso tiene el poder de destronar al poderoso. Así ha sido siempre. Así será siempre, mientras exista opresión.
La ley dice que el poder es del pueblo. Es el pueblo el que no quiere tomarlo. Básicamente, como decía alguien por ahí, porque el pueblo vive muy bien. O le han contado que vive muy bien.
¡Salud!