Bueno, llegó el momento de que se separen nuestros caminos y este fin de semana me despediré de mi Nubecita, me va dar mucha pena y la echaré un montón de menos, pero un ave debe ser libre.
Gracias a todos los que me habeis preguntado por ella y os habéis interesado por su historia.
Aquí está el relato de su rescate:
Érase una vez una pequeña Nube que cayó del cielo al frío asfalto gris un día de diciembre. Era una joven paloma, despistada e inexperta, demasiado inocente para la vida en la ciudad, con esas calles llenas de peligros, trampas y monstruos con ruedas, ruidosos, humeantes, malolientes. Y ocurrió un terrible accidente que lastimó gravemente una de sus alas, y esos vuelos sobre los tejados, subiendo y bajando vertiginosamente, terminaron para siempre. De hecho, ni siquiera podía remontar el vuelo unos metros para ponerse a salvo, tal era su dolor y su debilidad. La pequeña paloma casi se había resignado a morir, acurrucada en alguna esquina.
Pero, hay seres afortunados que tienen esa segunda oportunidad que todos los animales merecerían, y quiso el azar que personas de corazón sensible se cruzaran en su camino. Y la vieron escondida detrás de los pies de un maniquí, enfermita y dolorida, y observaron cómo alguien la espantó y qué dificultosamente caminaba, dejando gotas de sangre a su paso.
Tan indefensa, tan delicada...
De repente Nube sintió horrorizada cómo la cazaban, y se vio metida en una caja, y durante unos días todo fue como una pesadilla terrorífica: manos enormes que le tocaban por todas partes, pinchazos, cajas oscuras, transportines, vendas, ¡incluso le abrían el pico a la fuerza varias veces al día para meterle medicinas y papillas en su buche!
Pero al poco, el dolor fue remitiendo y el apetito regresó, y empezó a disfrutar del sol y de los baños, aunque la herida, ¡diantres, cómo picaba a veces! ¡Y qué molesto ese tejido que llevaba alrededor del ala! ¿Y por qué tenían que meter las manos en SU jaula? ¿Y por qué tenían que tocarla sin pedir permiso? Nube tenía genio y empezó a sentirse lo suficientemente bien para demostrarlo. Quizá no podría volver a arrojarse al vacío desde los balcones más altos de la ciudad, impresionando con su vuelo a los que no tienen alas, pero qué caray, ¡seguía siendo una paloma orgullosa y con temperamento!
Un día, la visita al veterinario fue la última: sus minúsculos huesos, dos meses atrás tan destrozados, se habían sellado mucho mejor y más alineados de lo que se esperaba, y todo el mundo se alegró mucho porque el futuro para Nube era optimista, y no tendría que quedarse sobre sus patas mientras sus compañeras se posaban en las copas de los árboles. Debería de olvidarse de las acrobacias y conformarse con pequeños vuelos, eso sí, pero al menos tendría la posibilidad de observar a los humanos desde arriba, como a ella le gustaba, y arrullar desde las alturas.
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La inmensa mayoría de humanos sienten cierta repulsión hacia Nube y los de su especie y organizan batidas para darles caza y exterminio o bien colocan trampas en ventanas y balcones o las apartan con desprecio cuando se cruzan en su camino. Nunca se han parado a pensar en lo único y especial que es cada individuo que conforma una especie, con sus gustos y preferencias particulares, con su propio carácter, con su timbre de voz característico y diferente al de los demás, si le escuchas con cariño. Cuidar de Nube me enseñó esas cosas y algunas más, y me hizo feliz durante semanas con sus danzas, sus canturreos, sus baños al sol ,esa forma de desperezarse, separando casi pluma por pluma, estirando esas alas maravillosamente perfectas, tan sabiamente confeccionadas para volar.
Pero termina una etapa y comienza otra y Nube debe seguir su camino y atender a su propia naturaleza. Hay tanto que hacer ahí fuera: ejercitar mucho las alas, construir un nido, buscar la mejor rama para ahuecar las plumas y adormilarse después de comer (aaaaaah, no hay especie sobre la Tierra que no sepa disfrutar de una buena siesta...), practicar las artes del cortejo para seducir a una linda paloma... hay tanto que hacer ahí fuera...
Gracias a El Hogar de Luci, Nube podrá comenzar su nueva vida y disfrutar de la libertad en un lugar donde los animales son respetados y queridos.
¡Mucha suerte!
http://www.elhogardeluci.org/