Equivocada y confundida olvidé mis principios, me vendí al mal.
Cien noches sin sueño han sido necesarias para darme cuenta de que a pesar de amar la noche pertenezco al día,
y que si vivo en la noche no sería sin la promesa de la luz del día cayendo por tus caderas infinitas
Que el hielo que me abraza en la noche es sólo soportable por el ansia que despierta el fuego de tus labios
que el vacío que me arrulla y me posee solo es posible porque tus ojos me llenan de vida
Si permanezco en la noche ha sido porque fugaz un día te cruzaste en mi camino y toda luz ahora me parece falsa, vacía y sin sentido