Se comenta que si los mataderos tuvieran paredes de cristal, el mundo occidental se haría vegetariano.
Las imágenes y relatos existentes y espontáneos vienen de mano de personas que se han colado en estos recintos para causas animalistas.
No creo que lo que pueda llegar al consumidor sobre la actividad de los mataderos fuera de estas incursiones sea sincero, pues los mismos mataderos como espacios de muerte son por sí mismos una atrocidad aunque pretendan disfrazarlos de medidas bienestaristas.
Hablar de cárceles de lujo, por ejemplo, llama también la atención por chocante.
Y lo de comerse las orejas o el rabo son el resultado del hacinamiento. Supongo que alguna oreja se salvará si se quiere comercializar ampliando los espacios de reclusión... o quizás ya son orejas de laboratorio!