¡Que horror de lugar! Me alegro muchísimo por esos seis cerditos y por la suerte que tubieron al ser elegidos (aunque fuera sin querer) para sobrevivir y llevar una vida digna. Y me entristezco enormemente pensando en los que quedaron atras.
Así es la vida, de momento, agridulce.
Enhorabuena a los chicos de igualdad animal. Sois estupendos.