Alimentación y ecología
Resulta especialmente curioso el acercamiento a la evolución de la especie humana desde que éramos una especie nómada hasta que nos transformamos en sedentarios. A partir de este momento dio comienzo una aventura evolutiva que nos ha lanzado hasta unos niveles de ocupación del territorio planetario increíbles hace unos pocos miles de años.
Esta aventura ha significado la creación de una cultura humana que no tiene parangón entre el resto de especies que pueblan nuestra biosfera. Entre las alteraciones que ha puesto en práctica el ser humano podemos destacar la forma de producir alimentos y también, porqué no, la forma de consumirlos. Estamos viviendo una época de gran superpoblación de seres humanos y paradójicamente continuamos, en las sociedades desarrolladas, anclados a un modelo alimentario de capricho y opulencia. Esto ha repercutido enormemente en el medio natural que debe encajar el derroche de recursos como el agua y los fertilizantes. Los pesticidas son otra de las anomalías que nuestra especie ha introducido en los ecosistemas y que, como ya sabemos bien, tienden a acumularse en nuestros tejidos después de haber ingerido los alimentos tratados con estos venenos. En definitiva, estamos instalados en un modelo económico-consumista que se alimenta del aumento del consumo de los recursos y del incremento vertiginoso de la población. Este modelo consumista, junto con la utilización con fines ideológicos del dogma religioso y con la falta de visión de futuro de nuestra especie, redondea un cuadro bastante patético de la especie humana.
La transformación del modelo alimenticio es uno de los grandes retos a los que deberá enfrentarse la humanidad a corto plazo. La recuperación de especies agropecuarias es uno de los aspectos interesantes a tener en cuenta, puesto que actualmente se han reducido mucho por los intereses de superproducción alimenticia. Hay que ser concientes que las grandes multinacionales de la alimentación están fomentando buena parte de los problemas ecológicos que se sufren en el mundo y, sobre todo, es importante que se entiendan los fútiles argumentos que utilizan las multinacionales de los sectores del alimento para justificar sus desmanes productivos. No es cierto que la humanidad tenga que lanzarse a una carrera desenfrenada para la mejora del rendimiento de los cultivos a través del uso de alimentos transgénicos para erradicar el hambre del mundo. Según la FAO existen suficientes recursos alimenticios en el planeta para abastecer al 110% de la población mundial de seres humanos. Desde el punto de vista de la salud, es interesante destacar que la propia OMS reconoce que detrás de determinados tipos de cánceres, procesos alérgicos y enfermedades degenerativas están una variedad de productos químicos que se utilizan descontroladamente en los procesos de transporte de alimentos.
Y es que, como de costumbre, nuestra especie comercia con todo y sobre todo con lo que no se debe como la atención sanitaria, la vivienda de uso común y por supuesto con el sustento alimenticio. Estas cuestiones son y serán todavía materia de mercadería por mucho tiempo. Por supuesto, los intereses económicos de la trama alimenticia-mercantil son enormes y parece ser que la producción y el abastecimiento de alimentos en el planeta están controlados por 10 grandes corporaciones transnacionales.
Parece ser que el porcentaje de población obesa ha igualado al porcentaje de población desnutrida, este triste record es, a nuestro modo de ver, un indicador aceptable de lo que está ocurriendo en las sociedades humanas en materia de alimentación. Es decir, se están produciendo enormes desequilibrios entre sociedades humanas, que prometen ir aumentando conforme aumente la población y haya volumen de negocio, aunque este negocio sea en parte suicida.
La ecuación es sencilla y su resultado es que hay un mundo opulento porque existen muchos mundos pobres. Cuantos desastres ecológicos y guerras exterminadoras tendrán que sufrirse para que los señores del planeta continúen manteniendo la gran mayoría de la riqueza del planeta y la transformen en dinero.
Como decía Ghandi hemos de vivir sencillamente para que otros sencillamente puedan vivir.
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