Lo del queso es complicado porque tienes que querer dejarlo de verdad y la voluntad es lo único que sirve. Yo adoraba todo tipo de quesos, y era lo único no vegano que comía, hace dos meses decidí que bastaba y dejé más de medio queso (riquísimo, por cierto), fuera de la nevera y dentro de una quesera típica con la base de madera y una campana de cristal encima, lo tenía constantemente a la vista en la cocina y constantemente decidía no tomarlo hasta que se pudrió y aún así lo dejé allí a la vista, cuando tenía antojo serio de comer queso lo miraba y se me pasaba... Pero todo está en la cabeza, si estás decidida lo dejas, si no no.