Tipos de estudios de investigación: qué son y cuándo se emplean
En general, las investigaciones pueden subdividirse en dos categorías principales: observacionales y experimentales. Dentro de estas dos categorías, existen tres métodos básicos mediante los que los científicos investigan cuestiones de alimentación y de salud. Resulta esencial entender qué se puede conseguir (y qué no se puede conseguir) con cada método.
Investigaciones observacionales
En las investigaciones observacionales se examinan factores concretos en grupos definidos de sujetos, a fin de investigar las relaciones existentes entre esos factores y aspectos de la salud o de las enfermedades. Por ejemplo, un estudio observacional determinado podría centrarse en el peso corporal de mujeres sanas de 50 o más años de edad y en la relación del peso corporal con la tensión arterial dentro de ese grupo. Sin embargo, las investigaciones observacionales sólo pueden sugerirnos relaciones entre los factores; para determinar causa y efecto, se necesita llevar a cabo una investigación experimental.
A menudo las investigaciones epidemiológicas son observacionales, pero también pueden ser experimentales. Las investigaciones epidemiológicas consisten en el estudio de los factores determinantes de las enfermedades o de otras cuestiones de salud, y de su distribución en las poblaciones humanas. Su objetivo es dilucidar los vínculos que puedan existir entre diferentes aspectos o problemas sanitarios (por ejemplo, el cáncer, las cardiopatías) y la alimentación, el consumo de tabaco u otros factores asociados a los estilos de vida en el seno de las poblaciones.
Aunque los estudios epidemiológicos son útiles para inferir la existencia de una relación entre dos factores, es importante recordar la limitación básica de dicho tipo de estudios: no necesariamente demuestran la existencia de una causa y un efecto. De hecho, los vínculos que pueden indicar pueden acabar no siendo más que una coincidencia. Un ejemplo fácil de entender podría ser el siguiente: un estudio que indicase que el hecho de conducir un coche estuviera vinculado a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. En ese caso hipotético, el hecho de conducir un coche es una coincidencia. El vínculo revelado por el estudio debería haber consistido en la relación existente entre las características del conductor (sexo, edad, peso) y dichas enfermedades.
No obstante, las investigaciones epidemiológicas pueden ser muy reveladoras cuando sus resultados se esclarecen o clarifican mediante investigaciones experimentales. Por ejemplo, para determinar si un vínculo descubierto en un estudio epidemiológico es real o si, por contra, se trata sólo del resultado de una distorsión estadística o de factores que inducen a confusión, es necesario que los investigadores lleven a cabo un estudio clínico aleatorizado a fin de confirmar la existencia de la relación causa-efecto sospechada.
Investigaciones experimentales
En las investigaciones experimentales, los sujetos que se estudian (humanos o animales) se seleccionan con arreglo a las características relevantes y luego se asignan aleatoriamente a un grupo experimental o a un grupo de control. A este tipo de estudio se le denomina estudio aleatorizado controlado. Con la asignación aleatoria se garantiza que los factores (conocidos como “variables”) que pueden afectar al desenlace o resultados del estudio estén distribuidos equitativamente en los grupos, de manera que no puedan conducir a diferencias en el efecto de un determinado tratamiento. Después, al grupo o grupos experimentales se les da un tratamiento (a veces denominado una “intervención”), y se comparan los resultados con los del grupo de control, que no recibe ningún tratamiento (o que recibe un “placebo”, es decir, un tratamiento ficticio). Si la aleatorización se realiza correctamente, toda diferencia en cuanto a resultados que se produzca entre los grupos se puede atribuir al tratamiento y se puede considerar que el efecto ha sido ocasionado por el tratamiento. Las investigaciones experimentales controladas pueden verse afectadas por errores; a veces tanto que se vuelven “incontrolados”. Por ejemplo, es posible que la población no haya sido seleccionada correctamente, o puede que los integrantes de los grupos sepan si están recibiendo o no el tratamiento. Este tipo de defectos puede detectarse fácilmente, pero en muchos casos no es tan fácil y merece la pena consultar a expertos, que saben qué hay que buscar.
Con las investigaciones básicas se generan datos investigando sustancias bioquímicas o procesos biológicos. A menudo se llevan a cabo investigaciones básicas para confirmar observaciones o para averiguar cómo funciona un proceso concreto. Por ejemplo, en un experimento podría estudiarse de qué modo la vitamina E contribuye a prevenir la oxidación del colesterol LDL (colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad); se trata de un proceso que se cree que desempeña una función importante en el desarrollo de cardiopatías. Estas investigaciones básicas son sólo una parte de una iniciativa más amplia con la que se intenta entender de qué maneras la alimentación puede contribuir a reducir el riesgo de padecer cardiopatías.
Las investigaciones básicas pueden realizarse in vitro (por ejemplo, en tubos de ensayo) o in vivo (con animales). Las investigaciones realizadas con animales constituyen una herramienta importante para determinar cómo pueden reaccionar los seres humanos si son expuestos a sustancias concretas. No obstante, a causa de las diferencias fisiológicas y dado que a los animales se les expone rutinariamente a niveles mucho mayores de compuestos que los niveles que se suelen utilizar en las poblaciones humanas, no siempre es posible extrapolar a los seres humanos los resultados obtenidos en los estudios realizados con animales.
Los estudios clínicos se ocupan del estudio experimental en seres humanos. En dichos estudios se intenta determinar si los hallazgos obtenidos en las investigaciones básicas son aplicables a los seres humanos, o bien, se intentan confirmar los resultados de las investigaciones epidemiológicas. Los estudios clínicos pueden efectuarse con grupos pequeños, integrados por un número limitado de participantes, o bien, pueden ser estudios de intervención a gran escala en los que se intenta averiguar el desenlace clínico de los tratamientos en poblaciones enteras. La “pauta más elevada” de los estudios clínicos la representan los estudios clínicos “doble ciego, controlados por placebo”, que son estudios en los que se realiza una asignación aleatoria (al azar) de los sujetos a grupos experimentales o de control.
¿Qué es un estudio clínico doble ciego, controlado por placebo?
Considerado como la “pauta más elevada” de las investigaciones clínicas, el estudio clínico doble ciego, controlado por placebo proporciona resultados fiables, exentos de distorsiones estadísticas debidas a los sujetos o a los investigadores.
En este tipo de estudio, ni los sujetos ni los investigadores que llevan a cabo el estudio saben si se ha administrado a cada sujeto la sustancia que se está estudiando o un placebo. Para que los resultados sean válidos y a fin de garantizar que el sujeto no pueda vulnerar el “enmascaramiento” (la condición de estudio “ciego”), el placebo y la sustancia que se está estudiando deben tener un aspecto virtualmente idéntico (apariencia, olor y sabor similares).
El “enmascaramiento” del estudio es crucial. Elimina la posibilidad de que las suposiciones o creencias personales de los participantes pongan en peligro la validez de los resultados. Además, evita que las expectativas del investigador o investigadores afecten a los resultados del estudio. Sin embargo, no siempre es posible “enmascarar” un estudio. Por ejemplo, en un estudio alimentario en el que se compare el índice glucémico del pan con el del maíz, puede resultar muy difícil ocultar el hecho de que los alimentos estudiados son diferentes.