Es verdad que muchos piensan que tomamos la miel que les sobra a las abejas… pero por desgracia eso no es así.
Las abejas se quedan sin su comida y durante el invierno son alimentadas con una mezcla de sacarosa y agua. Los apicultores suelen alimentarlas con sustitutivos artificiales hechos con azúcar blanco, para suplir la miel que les han quitado.
A veces también son alimentadas con un sustitutivo de polen hecho a partir de leche desnatada en polvo, levadura seca de cerveza y yema de huevo… y eso que las abejas, naturalmente, son veganas, no consumen proteínas animales.
Las abejas son manipuladas también de otras formas para que produzcan más miel, cera, polen, jalea real…
Se las transporta de un sitio a otro, muriendo muchas en el camino.
Se las atonta con gases durante el proceso de recolección de los productos apícolas para que se mantengan alejadas, para que no molesten o se golpea la colmena con ramas de pino.
A la abeja reina se le cortan las alas para que no abandone la colmena, y se la sacrifica cuando ya no es productiva, después de haberla estado inseminando artificialmente con el esperma que se obtiene al decapitar a los machos.
Una colmena contiene una media de 50.000 abejas, que podrían vivir unos 20 años. Las abejas comerciales son sacrificadas cada 2 años cuando disminuye su capacidad de producción de huevos.
¿Sabéis cuanto tarda una abeja en producir una cucharadita de miel?
Toda su vida. Trabajando de 7 a 10 horas al día.
Hay muchas alternativas saludables y éticas a la miel. Las melazas, el azúcar de caña, el sirope de arce, el sirope de arroz, de malta, de manzanas.
La melaza de maíz se parece mucho a la miel, en textura y sabor.
Saludos