Ha quedado prohibido en toda la Unión Europea tanto experimentar como comercializar cosméticos que hayan sido testados con animales.
En la UE se utilizan anualmente 38.000 animales para realizar pruebas de toxicidad de cosméticos como perfumes, champús, pasta dentífrica, tintes de pelo, cremas, maquillaje y desodorantes. Estas pruebas, que no son más que experimentos, pueden ser de diversos tipos como por ejemplo:
La Prueba de ojos “Draize”, en las que se gotean sustancias irritantes en los ojos de conejos que están plenamente conscientes.
Toxicidad oral, en las que los animales son forzados a ingerir sustancias en múltiples ocasiones para comprobar sus efectos tóxicos.
Irritación de la piel, en las que se unta una sustancia sobre el lomo afeitado de un grupo de animales, normalmente conejos o cobayas.
Bronceadores, para las que se expone a conejos con la piel afeitada a rayos ultravioleta para probar la efectividad de estos productos.
Desde hace muchos años las asociaciones de protección animal de diversos países, entre ellas la FAPAM, han solicitado repetidamente a la UE un mayor control sobre estos experimentos y preferiblemente su prohibición, ya que existen métodos alternativos que pueden evitar el sufrimiento de miles de animales cuando el único fin es obtener una crema hidratante, un champú con el que no piquen los ojos o un agradable perfume. No olvidemos que este tipo de experimentación supone someter a un animal vivo a un sufrimiento tanto físico como psíquico, es decir a dolor físico y a pasar miedo. La mayoría de estos animales utilizados en experimentación mueren inexorablemente, después de haber sufrido terribles sufrimientos.
La experimentación y comercialización de productos cosméticos quedaron reguladas por la legislación Europea desde 1976. La idea de eliminar las pruebas en animales vivos fue introducida por primera vez en la legislación de 1992.
Desde 2004 los defensores de los animales esperábamos la llegada de esta prohibición, y no veíamos el final del sufrimiento de miles de animales. Pero la modificación de la Directiva se topó con las objeciones de Francia, ya que en ese país se encuentra L'Oreal, el grupo francés líder mundial del sector. No olvidemos que la industria europea factura al año 50.000 millones de euros. Ante está oposición, se consensuó retrasar el veto al año 2009. Se trató de la séptima modificación de la directiva. En la actualidad sólo Reino Unido y Países Bajos prohibían la experimentación empleando animales.
En cualquier caso, la normativa que ahora entrará en vigor tiene tres excepciones: los experimentos relativos a la toxicidad por administración repetida, la toxicidad para la función reproductora y la tóxico cinética que no cuenten con alternativas, que podrán seguirse empleando animales durante un periodo de 10 años, hasta 2013.
Las empresas que no querían apoyar esta modificación que introduce la Directiva Europea prohibiendo la experimentación animal en cosmética, ya se han puesto a trabajar y están poniendo en marcha métodos alternativos; todo ello, claro, para poder seguir con sus negocios. Miedo da calcular los miles y miles de animales que han sido torturados a lo largo de estos más de 10 años en los que venimos diciendo BASTA YA.
Ahora resulta que sí podían hacer los test sin torturar y que sí se puede investigar sin que tengan que sufrir los animales.
Pero este no ha sido más que un paso; ahora hay que continuar la lucha y lograr que se busquen alternativas a la experimentación animal en farmacología y en medicina. Ya hay algunos avances en este sentido: países como Japón desarrollarán semiconductores de alta sensibilidad que usarán células embrionarias humanas para medir sustancias tóxicas y eliminar así las pruebas en animales.
Aunque muy poco a poco, la sociedad cada día desarrolla una mayor sensibilidad con el sufrimiento animal, y rechaza de manera más contundente este tipo de experimentos crueles e innecesarios; gracias a ello, tanto gobiernos como empresas privadas tendrán que adaptar sus métodos y erradicar el sufrimiento animal innecesario.
Es importante resaltar que sólo un 10% de los experimentos con animales son aprovechados en el ámbito de la medicina, el resto lo son por los sectores de la cosmética y el armamento. Sí, como lo digo, las nuevas armas se prueban en animales, que les sirven para hacer productos que matan más y mejor.
¿Puede haber algo más absurdo?
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