Los toros, prohibidos por el concilio de Trento y san Pio V
Oriol Domingo | 08/03/2010
1. La decisión de la presidenta Esperanza Aguirre de declarar, en la Comunidad de Madrid, las corridas de toros o "fiesta nacional" española como "bien de interés cultural" choca con la Iglesia católica. El concilio de Trento (1545-1563) prohibió las corridas de toros. El papa Pío V (1504-1572), que es santo, ratificó la decisión conciliar con la bula "De salutis gregis dominici" (1567). El internauta Karrlod1 ha tenido el acierto de apelar a esta bula papal.
2. Pío V consideró necesario ratificar la prohibición de Trento dado que los católicos del siglo XVI hacían oídos sordos al concilio. Está escrito en la bula papal: "Se prohibió, por decreto del concilio de Trento, el detestable uso del duelo, introducido por el diablo para conseguir, con la muerte cruenta del cuerpo, la ruina también del alma. Así y todo no han cesado aún, en muchas ciudades y en muchísimos lugares, las luchas con toros y otras fieras en espectáculos públicos y privados, para hacer exhibición de fuerza y audacia. Ello acarrea a menudo incluso muertes humanas, mutilación de miembros y peligro para el alma".
3. El Papa añadía: "Esos espectáculos en que se corren toros y fieras en el circo o en la plaza pública no tienen nada que ver con la piedad y caridad cristiana. Y queriendo abolir tales espectáculos cruentos y vergonzosos, propios no de hombres sino del demonio, y proveer a la salvación de las almas, en la medida de nuestras posibilidades con la ayuda de Dios, los prohibimos terminantemente. Esta nuestra constitución estará vigente perpetuamente, bajo pena de excomunión".
4. Hoy, al cabo de los siglos, la moralidad del espectáculo es la misma. La moralidad se refiere a la postura humana ante el sufrimiento de un ser viviente convertido en espectáculo. Y es que en la tauromaquia también y sobre todo está en juego la sensibilidad y la calidad ética de las personas.
5. La pena de excomunión, en todo caso, suena a otra época. A menos que el arzobispo Antonio Maria Rouco, cardenal de Madrid, donde la lidia taurina puede ser elevada a la categoría de "bien de interés cultural", diga otra cosa. Lo diga en línea o no de Trento y de san Pio V. O, en esta ocasión, se mantenga en silencio.