La madre puede ayudar a que su bebé desarrolle precozmente el gusto por las frutas y las verduras si las consumen durante la lactancia y si se las ofrece regularmente con los primeros alimentos sólidos, aunque no sean bien aceptados.
El consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de contraer cáncer y obesidad. Sin embargo, muchos adultos y niños no consumen la cantidad diaria adecuada, informó en la revista Pediatrics, Julie A. Mennella y Catherine A. Forestell, de Monell Chemical Senses Center (Filadelfia).
“El mejor indicador de cuántas frutas y verduras comen los niños es si les gustan los sabores de esos alimentos. Si logramos que los bebés aprendan a disfrutarlos, podremos inducirlos a comer saludablemente", declaró Mennella.
Los científicos hallaron que las experiencias sensoriales tempranas promueven la aceptación de los alimentos y los hábitos alimentarios saludables.
Se dividieron en dos grupos a 45 bebés de entre 4 y 8 meses de edad, 20 de los cuales eran lactados por sus madres. Un grupo recibió guisantes (arvejas) durante ocho días consecutivos, mientras que el otro grupo comió guisantes y duraznos en ese período. La aceptación de ambos alimentos se midió antes y después de la exposición reiterada.
La lactancia estaba relacionada con la tolerancia inicial de los guisantes y los duraznos, pero sólo si la madre consumía esos alimentos regularmente. Se sugiere que la mayor aceptación infantil de los duraznos se deba a una mayor exposición al sabor de la fruta en la leche materna.
“A los bebés lactantes les gustaban más los duraznos, como a sus madres, que en general comían más frutas que las madres que alimentaban a sus bebés con fórmulas", se indica.
“Es un sistema hermoso. Los sabores de la dieta materna se transmiten a través del líquido amniótico y de la leche materna. De modo que un bebé aprende a disfrutar el sabor de un alimento si la madre lo come habitualmente", describió Mennella.
Ambos grupos de madres dijeron que comían guisantes y verduras de hoja verde con poca frecuencia -menos que las cantidades recomendadas-, y no se observaron diferencias en la cantidad de guisantes que comieron los bebés lactados y los bebés alimentados con fórmula la primera vez que se les ofrecieron los vegetales.
Después del primer rechazo, el ofrecimiento reiterado de los guisantes durante ocho días, con o sin duraznos, triplicó la aceptación y el consumo de los vegetales en ambos grupos.
“Los bebés nacen con un rechazo a los sabores amargos. Si las madres quieren que sus hijos aprendan a comer vegetales, en especial los de color verde, deben darles las oportunidades de probar esos alimentos", se informó.
Los resultados del estudio indican que las madres no deberían desistir de un alimento sólo porque sus hijos hacen muecas cuando los prueban. Las expresiones faciales de los bebés no siempre coincidían con su deseo de seguir comiendo un determinado alimento.
Fuente: http://www.medicosdescalzos.es/index...d=148&Itemid=2