Iniciado por
erfoud
Ahora que llega el suave calor primaveral, empiezo a utilizar mi mini terraza (7m2) , me tumbo en el suelo y me lo paso pipa observando a mis pequeños Biko (loro), Nelson-Lisa (Cacatúas ninfa), Elmer (Conejo) y Fritz- Klaus (cobayas), en sus frecuentes encuentros y escaramuzas. En principio llevo un libro, pero la verdad es que apenas leo, no puedo dejar de contemplar cómo interactúan individuos de especies tan diferentes, y es genial. Ninguno de ellos es un depredador, y se dan situaciones muy cómicas, tiernas e interesantes, sustos y muestras de curiosidad. Por fin , Fritz, la cobayita más intrépida, empieza a establecer relaciones amistosas con Elmer, y es que se ve que el peque admira al grandullón, hasta el punto de aprovechar las incursiones del cone por casa para seguirle como un perrito faldero.
Las encantadoras ninfas se pasan el tiempo picoteando el suelo, en unos andares sublimes, llenos de gracia, y de vez en cuando se sobresaltan cuando se les avecina un "autobús" cobayil o conejil a toda pastilla.Biko, el amo del cotarro, parece pasar olímpicamente de todos y se afana en destrozarme el columpio que le traje de Polonia. Ocasionalmente alguno de esos gremlins se sube encima de mí, o me olisquea, prudente. Placer!
Cuento esto porque en esos momentos me parece estar en el paraiso: nadie se jama a nadie, todo es como nos gustaría que fueran las cosas:un reino apacible. Y vivir esas escenas me produce un bienestar difícilmente descriptible. ¿A esto se refieren quienes afirman que la felicidad reside en las cosas pequeñas? Seguramente, sí