Lo dudo muchísimo. No creo que pudiéramos integrarnos en su sociedad de la misma manera que a ellos les sería imposible integrarse en la nuestra. Me refiero a sociedades indígenas verdaderamente puras, libres de contaminación o influjo “occidental”. De hecho, de estas sociedades quedan poquísimas; en algún rincón de las selvas ecuatoriales o quizás en alguna isla del pacífico.
Por ejemplo, a mí me impresionó muchísimo la Crónica de los indios Guayakí que relata la convivencia con esa tribu en 1963 de mi admirado Pierre Clastres. Es un relato fascinante y te dan ganas de irte a vivir con los aché, pero también te das cuenta de lo alejados que estamos de ellos en muchos los aspectos (creencias, hábitos, costumbres, ritos, etc.) que aunque pueden comprenderse son difíciles de aceptar, me refiero al infanticidio ritual (sobretodo con niñas) o, aún más chocante todavía, el canibalismo de los padres con sus propios bebés como manera de regular la presión demográfica en la tribu.