Seguramente os parecerá una idea absurda. Estaba leyendo “Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas” y, como siempre que leo libros de antropología, me ha entrado una especie de añoranza. A veces pienso que desde pequeña me he sentido fuera de lugar, como si hubiera nacido en el lugar o tiempo (o especie) equivocados y mi sitio no estuviera aquí. Me siento algo asfixiada por las convenciones y deberes de “la sociedad en que me tocó nacer”, como si no la identificara como mía, pues no reconozco ningún tipo de apego por ella y mucho menos sentimiento “patriótico”, ni tampoco por la gente en general, amigos (que si soy sincera, no tengo ni he tenido nunca –pues no considero lo suficientemente profunda mi relación con nadie como para utilizar el nombre de amistad) y si me apuras, familia; metas, fiestas, identidad o entretenimientos: en definitiva, que me siento completamente sola, en todos los sentidos. Envidio a los antropólogos que viajan y viven con otras sociedades más “primitivas” y anhelo estúpidamente el escapar con ellxs y poder borrarme para siempre del mapa, pero en el fondo sé que soy una cobarde que prefiere ver su vida pasar sentada frente a la pantalla del ordenador antes que atreverse a dar ese giro a su vida, y que muy probablemente extrañaría esta cómoda esclavitud moderna como una drogadicta; y bueno, tampoco sé cuán factible es la idea de desaparecer de aquí así como así… supongo que no será nada fácil.
¿Alguien más se siente así?