A la hora de hacer las cuentas de los sectores que influyen en el Cambio Climático en España, se infravalora de manera considerable a la ganadería industrial. Nuestro modelo ganadero acarrea millones de hectáreas de deforestación en Brasil o Argentina para suministrarnos la soja y el maíz de los piensos, millones de hectáreas de agricultura intensiva que libera CO2 o millones de hectáreas sobrefertilizadas con abonos sintéticos nitrogenados que expulsan NO2 a la atmósfera. Buena parte de esas hectáreas no están en territorio español, pero sí su demanda.
Como ejemplo, solamente para la soja y el maíz que consume la ganadería intensiva española procedente de Argentina y Brasil, utilizamos 3,5 millones de Ha de superficie agraria de estas regiones. Eso es más que toda la superficie de Cataluña. [15]En concreto, España importa el 40% de los cereales que utiliza y toda (99.8%) la soja. El uso de los cereales en España es, básicamente, para alimentación animal. La ganadería se come 3 de cada 4 Kg. de cereal consumidos en España. En algunos cereales como el maíz o la cebada el % de utilización animal, respecto del total, es del 85%. Y el nivel de importación del principal de ellos (el maíz) se eleva al 50%.
Uno de cada dos kg. de maíz que se consumen en España es de importación, y 4 de cada 5 kg. consumidos son para ganadería. [16]
Como vemos, la ganadería corporativa intensiva en España es el principal devorador de cereales y el principal motor de importación de los mismos. Asimismo es un sector succionador clave de la soja que se produce en Argentina y Brasil en condiciones de monocultivo.
Bajo esa premisa resulta interesante reevaluar los datos estatales españoles sobre la importancia de cada sector productivo en la emisión de GEI. Para el caso español se le atribuye al sector agrícola el 11% de los GEI [17], pero en realidad deberíamos sumar a esto, al menos, los efectos transnacionales asociados a la actividad ganadera corporativa española. Es decir, la deforestación y los efectos agrícolas de las hectáreas asociadas a las toneladas importadas por España y que ahora están en la “cuenta de resultados” como emisión de GEI en otros países.
En otro orden de cosas, actualmente la vulnerabilidad del sistema ganadero español es alarmante. La dependencia exterior de nuestra producción de carne, leche y huevos industriales es total. Al mismo tiempo que destruimos la soberanía alimentaria de otras regiones, derruimos la nuestra.
España es hoy el principal fabricante de piensos de la UE, y es que la conversión a la revolución ganadera hace que hoy en día España sea un país sediento de cereal (especialmente maíz) y de soja para la fabricación de los piensos animales. Entre los dos productos ocupan casi el 75% de la composición de los piensos animales y la dependencia española es total en el caso de la soja y de más del 45% en el maíz. Todo ello no es inerte para la propulsión española del cambio climático [18].
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