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    El precio de la hostilidad en los debates en el antiespecismo


    El precio de la hostilidad en los debates en el antiespecismo

    Recientemente he seguido unos debates acerca de una cuestión relativa a la estrategia a seguir
    por parte de quienes se oponen al uso de animales. Aunque mi interés en materia de
    estrategias no se reduzca a este fin, sino que se extienda a las vías de acción a seguir para
    combatir el especismo, el debate me pareció que tocaba temas relevantes, por la estrecha
    relación entre ambos objetivos.
    Pues bien, el caso es que su desarrollo en seguida me trajo a la mente otras discusiones acerca
    de qué vía de acción resulta más conveniente seguir. Y ello fue así no sólo por el contenido de
    lo que vi que se estaba debatiendo, sino por el modo en el que estos debates tienen lugar.
    Aquí voy a hablar de esto. En concreto, voy a comentar algo que es muy común en los
    debates entre antiespecistas: la hostilidad. O, si se prefiere, la falta de amabilidad. No me
    referiré con esto solamente a los casos en los que quienes debaten no se respetan entre sí.
    Apuntaré asimismo a aquellas situaciones en las que, aunque no se falte al respeto al
    interlocutor o interlocutora de turno, se le hable de un modo no amable, que pueda desagradar
    a este o esta. Situaciones muy comunes, en las que muchos y muchas hemos incurrido a
    menudo, por nuestra inmadurez, nuestra falta de vista o de capacidad.

    Una analogía
    Alguna vez he leído que los activistas antiespecistas se deberían tratar mutuamente con
    consideración por los mismos motivos por los que estos mismos afirman que se debe tratar
    con respeto a los animales no humanos. Esta analogía puede que sea correcta, pero no es la
    que aquí voy a destacar. Hay otra que me gustaría poner de manifiesto que no apunta a
    razones morales, como en el caso que acabamos de ver (que puede que haya quien no
    comparta), sino estratégicas. Es una analogía muy sencilla, que os expongo a continuación.
    Consideremos la lucha por difundir un modo de vida sin usar animales no humanos. Hay
    quien, a la hora de promover este, se dirige a la gente de manera agresiva, ofensiva. Los
    resultados que se pueden conseguir de este modo no es que sean muy pobres, sino que son
    normalmente negativos. Es peor que no hacer nada. El motivo no es difícil de adivinar. Es
    posible que haya a quien que le digan que es un asesino torturador e inmoral por usar
    animales le lleve a abandonar tal uso. Pero lo habitual es que no sea así en absoluto.
    Lo normal es que eso le lleve a reafirmarse en sus posiciones, a seguir utilizando animales
    y a no querer oir nunca más un discurso que cuestione dicho uso.
    Ante esto, es común que la gente que trabaja en el antiespecismo intente transmitir su mensaje
    de un modo no agresivo, sino con buenas maneras, para conseguir que quienes nos escuchen
    no se pongan a la defensiva y rechacen lo que digamos ya de partida, sino que puedan tener
    una actitud receptiva.
    Por este motivo, resulta enormemente chocante que se proceda de un modo radicalmente
    distinto cuando no nos dirigimos al público general, sino a quienes comparten nuestro punto
    de vista antiespecista (o, al menos, nuestra oposición a la utilización de los animales no
    humanos). Y es que hay un contraste muy llamativo entre las formas con las que se procede
    en cada caso. Cuando los antiespecistas debaten entre sí, se olvidan, de repente, de todo lo que
    tienen en cuenta cuando se dirigen a la opinión pública en general. Y se ponen a argumentan
    prescindiendo de cualquier miramiento o atención por las personas a quienes se dirigen.

    Lo peor que podemos hacer si queremos convencer a alguien de algo

    El motivo por el que el contraste al que acabo de apuntar es llamativo no es difícil de adivinar.
    Así como no vamos a convencer a alguien de que no use animales diciéndole que es un
    asesino, no vamos tampoco a convencer a nadie de que deje de poner en práctica una
    determinada estrategia o táctica ridiculizándole, acusándole de ser cómplice de la explotación
    de los animales no humanos o haciendo que se sienta atacado de otras maneras. Por el
    contrario, así como quienes utilizan a los animales se verán reafirmados en su uso al verse
    atacados, quienes siguen una determinada estrategia considerarán que la opinión de quienes
    los critican carece de valor alguna.
    Lo más lastimoso de todo esto es que seguramente hay muchos y muchas que podrían
    abandonar el uso de animales si se les hubiese planteado la cuestión de otro modo, y que, sin
    embargo, no lo han hecho porque se les habló de modo agresivo. Y, del mismo modo, hay
    activistas antiespecistas que podrían cuestionar y cambiar sus estrategias o tácticas si se les
    presentasen de modo amable los argumentos para ello, pero que, al sentirse atacados o
    atacadas, no lo harán.
    Así, la experiencia parece mostrar que debatir de modo amable constituye una condición
    prácticamente imprescindible para que nuestros argumentos puedan ser no ya aceptados, sino
    simplemente escuchados. Y es muy raro que alguien escuche realmente lo que se le transmite
    de forma desagradable.

    Pensemos en lo que nos pasa en nuestro propio caso
    Es muy fácil entender el modo en el que esto es así. Sólo tenemos que pensar, para verlo con
    cierta claridad, en que, al igual que nosotros y nosotras podemos tener una opinión formada
    acerca de qué vías de acción es mejor seguir, y podemos querer comunicarla a otra gente,
    también hay otra gente que tiene un punto de vista al respecto y nos lo desea transmitir. Y,
    pensemos, ¿cuál es nuestra reacción cuando alguien intenta ridiculizar lo que decimos, cuando
    nos responden de modo agresivo o simplemente cortante, cuando nos hacen acusaciones que
    consideramos hirientes? ¿Hace ello que lo que nos estén diciendo nos resulte más
    convincente? ¿Nos vuelve más receptivos o receptivas a aceptarlo? ¿Fomenta nuestra
    autocrítica y nuestra disposición a dejar de lado aquello que defendíamos y abrazar, en
    cambio, lo que ahora se nos presenta?
    La respuesta, por supuesto, es que no. De sobra lo sabemos. Más bien sucede al revés. A no
    ser que tengamos serios problemas de autoestima, es algo que nos afecta psicológicamente,
    reduciendo nuestra disposición a aceptar lo que nos están diciendo. De hecho, hay a mucha
    gente a quien se la anula por completo.
    Y no es de extrañar que así sea. Ya no sólo por el sentimiento de rechazo que nos despierta el
    que se nos trate de forma desagradable en un debate. Sino también porque, si cuando nos
    atacan, hieren y/o presentan como idiotas aceptamos lo que nos dicen, parece entonces que
    estamos también considerando aceptable que se nos ataque y se nos hiera, y admitiendo que
    somos, efectivamente, idiotas. Y la mayoría de la gente tiene, obviamente, una muy fuerte
    resistencia a admitir algo así. De hecho, no pocas veces ocurre que alguien lee una crítica a
    algo que ha expresado en la que se le ridiculiza y se ve convencido o convencida por los
    argumentos, pero, pese a ello, sigue manteniendo sus posturas iniciales sin variación por puro
    rechazo ante la ridiculización de la que ha sido objeto.

    Muchas veces es como si no debatiésemos, o peor
    Esto nos muestra la gravedad de la situación. Los debates acerca de cuál es la mejor estrategia
    y las mejores tácticas a seguir de cara a combatir el especismo y/o el uso de animales no
    humanos son muy, muy necesarios. Sin estos, nuestra capacidad de evaluar la eficiencia de las
    vías de acción que seguimos se ve notablemente disminuida. Y los debates llevados adelante
    con agresividad, pueden tener unos resultados no ya equivalentes, sino en muchos casos
    peores a los que obtendríamos si el debate se hubiera dado en absoluto. O sea que a menudo
    es como si no se debatiese, o aun peor.
    Esto tiene algunos matices importantes, claro está. Incluso aunque al debatir sin amabilidad
    cerremos toda posibilidad de que nuestros interlocutoras o interlocutores acepten lo que
    digamos, quizás podamos convencer a terceros que contemplen el debate desde fuera. Pero
    tales efectos positivos podrían conseguirse igualmente sin proceder del modo indicado. Y, por
    otra parte, puede suceder también que estas terceras personas se vean espantadas ante nuestros
    malos modos aunque no nos dirijamos a ellas, y tengan una reacción parecida a la de quienes
    son el objeto de nuestra argumentación. También ellas rechazarán lo que digamos sin ni
    siquiera considerarlo.


    Oscar Horta
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    Amar a los animales es respetar la naturaleza.

  2. #2
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    Otras consecuencias indeseables
    Por otra parte, hay que decir que este no es el único motivo para no debatir de modo
    desagradable con otros y otras activistas antiespecistas. Hay también otras razones. Una de
    ellos, quizás la más importante, consiste, simplemente, en que ello causa desagrado
    gratuitamente. El decir algo de forma hostil, cuando se podría decir de forma amable, no
    añade ningún tipo de información de utilidad al mensaje que se está transmitiendo. Es algo
    totalmente innecesario, pues. Y es algo negativo aunque sólo sea porque le agría la vida a los
    y las activistas (lo cual acaba siendo no sólo malo para ellos y ellas, sino también para el
    activismo que realizan). De manera que debería ser algo a evitar incluso aunque no tuviese
    otras consecuencias negativas (lo cual, como hemos visto, no es tampoco el caso: sí tiene
    otras consecuencias muy negativas).
    Y además, es que los y las activistas con quienes disentimos no se merecen que les hiramos.
    No se merecen que les hagamos daño simplemente porque hayan llegado a la conclusión de
    que la mejor forma de ayudar a las víctimas del especismo sea hacer X en lugar de Y. Esto,
    obviamente, no quiere decir que no haya análisis mucho más completos y acertados que otros.
    Los hay, y por eso es tan necesario debatir, como he apuntado arriba. Pero la cuestión es que
    nadie se vuelve un ser moralmente reprobable por no haber sabido acertar en su análisis de la
    situación. Ni tampoco se vuelve necesariamente irracional por ello. La realidad a la que nos
    enfrentamos es muy compleja. Es comprensible, ante esto, que nuestros análisis varíen, y que
    algunos puedan equivocarse. Pero aunque nuestro análisis sea el correcto y las posiciones que
    defienden nuestros interlocutores equivocadas, ello no es una razón para creer que carezcan
    de capacidad de comprender las cosas. Simplemente, han cometido algún error de apreciación
    o análisis (si es que efectivamente son ellos quienes se han confundido). Esto es una razón para
    argumentar a favor de un análisis distinto y para intentar convencerlas de que cambien su
    posición, pero no para ridiculizar a estas personas, demonizarlas u ofenderlas.

    ¿Qué buscar al debatir?
    En consecuencia, podemos plantearnos para qué debatimos. Podemos hacerlo, simplemente,
    porque nos gusta expresar lo que pensamos, o porque queremos hacer manifiesta nuestra
    antipatía por nuestros interlocutores. En ese caso, lo dicho arriba nos será indiferente. Pero
    supongamos que el motivo por el que queremos debatir es otro. Supongamos que lo que
    sucede es que alguien sigue un determinado tipo de estrategia o táctica y consideramos que
    sería mejor para los animales no humanos que siguiese otra vía de acción. Si esa es nuestra
    motivación, debatir con él o ella de modo amable es probablemente la única forma de
    conseguir que cambie de proceder. Si, en cambio, discutimos con unas formas que hieran o
    desagraden a esta o este activista, lo que conseguiremos será lo opuesto a los que buscamos.
    Estaremos, así, promoviendo aquello que consideramos que es menos positivo para los
    animales no humanos, que es que no cambie de vía de acción. En línea con lo indicado arriba,
    no sólo no lograremos convencerle de que haga esto, sino que crearemos en él o ella una
    resistencia a hacerlo. Nuestros resultados serán peores, en este sentido, que si no hubiésemos
    hecho nada, que si no hubiésemos entrado a debatir la cuestión en absoluto.

    Otros casos que nos pasan también factura
    Me gustaría añadir que, además, esto no sucede solamente en lo que atañe al debate acerca de
    las estrategias y/o tácticas a seguir. Ocurre también en muchos otros casos en los que se dan
    diferencias de posiciones entre activistas antiespecistas. Esto se da de forma clara, por
    ejemplo, en lo que atañe a las relaciones entre las distintas organizaciones antiespecistas, o a
    las relaciones de las y los activistas dentro de una misma organización. Esto tiene una serie de
    consecuencias absolutamente nefastas para el movimiento. Causa mucho malestar entre la
    gente activista. Ocasiona un enorme gasto tiempo y energías en enfrentamientos. Erosiona las
    posibilidades de salir adelante de muchas iniciativas. Anula muchas sinergias que se podrían
    dar en el seno del antiespecismo. Etcétera.
    Todo ello reduce notabilísimamente la capacidad de impacto del antiespecismo. ¿Hasta qué
    punto? Es muy difícil calcularlo. Pero me temo que en una medida muy alta. El coste para el
    activismo supuesto por todo esto es mucho más alto de lo que nos podemos imaginar.
    Supongamos que trabajas 10 horas al día por el antiespecismo. Imagina que, de la noche a la
    mañana, pudieses conseguir el mismo resultado de cara a ayudar a los animales no humanos
    trabajando solamente 6 horas (o, si lo preferís, 8 horas, para hacer un cálculo muy por lo
    bajo). Las otras horas las podrías dedicar a pasártelo bien, o, mejor aun, a ayudar aun más a
    los animales (que es lo que creo que harías). Pues bien, no sería de extrañar que la reducción
    de nuestra efectividad por los motivos indicados llegase a tales niveles (ni incluso que los
    superase ampliamente). Ese es el precio que pagamos por descargar nuestra ira libremente,
    por decirles a quienes nos leen o escuchan lo primero que se nos pasa por la cabeza sin
    autocontrolarnos para no causar desagrado, por no tomarnos el tiempo en decir de un modo
    distinto las cosas, por no preocuparnos por entender por qué los demás actúan de un
    determinado modo y de qué manera se podrían plantear cuestionar las suposiciones que asumen.
    No es un precio nada barato.


    Oscar Horta

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    Última edición por mesmer; 15-abr-2010 a las 13:48
    Amar a los animales es respetar la naturaleza.

  3. #3
    Usuari@ expert@ Avatar de mesmer
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    ¿Qué perspectivas se dibujan?
    En mi opinión, por desgracia, estos problemas no se van a resolver. Van a continuar
    golpeando muy, muy severamente al antiespecismo. No parece que haya perspectivas de que
    esto mejore. Como mucho, sucederá al revés: muy probablemente, el tema cada vez tenderá a
    ponerse peor.
    No tengo duda alguna de que los enfrentamientos van a continuar, la falta de diplomacia va a
    continuar, la falta de empatía con otros activistas va a continuar, los debates irrespetuosos van
    a continuar, las decepciones personales van a continuar… Todo lo descrito arriba va a
    continuar.
    El motivo es obvio. Los activistas no son superhéroes. Muchos de ellos y ellas son héroes y
    heroínas, en el sentido de que son gente que trabajan de sol a sol, en un contexto muchas
    veces muy hostil, y en tareas a menudo muy ingratas, sin ninguna recompensa (más allá del
    saber que están dándolo todo por ayudar a las víctimas del especismo). Son, por ello,
    realmente admirables. Sin embargo, por desgracia, aunque son héroes y heroínas, no son
    superhéroes, en el sentido de que no tienen superpoderes. Siguen teniendo, como cualquiera,
    sus debilidades. Serían realmente superhéroes si, además de hacer todo lo que hacen, pudiesen
    tener una capacidad de comprensión del punto de vista de todos los y las demás activistas, una
    capacidad de autocontrol y serenidad ante los conflictos con ellos y ellas, una capacidad de
    comunicación diplomática, una capacidad de empatizar y generar empatía en los demás, e
    incluso una capacidad de visualizar la situación general resultante de las distintas combinaciones
    posibles en el modo de relacionarse unos activistas con otros y otras. Sin
    embargo, por desgracia, todos somos seres imperfectos. Sí, somos muy imperfectos, y la
    distribución de estas facultades es escasa.
    Todo ello lo pagarán los animales no humanos, claro está, y también las propias y propios
    activistas.
    Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿Hemos de dar la batalla por perdida? Bueno, sería así si las
    cosas fuesen siempre cuestión de todo o nada. Sin embargo, este no es el caso. Aunque los
    debates dados entre los activistas son muy a menudo hostiles, podrían ser aun peores, o al
    menos algo peores, y podrían ser mejores, o al menos algo mejores. Y lo mismo sucede en lo
    que toca a las relaciones entre activistas. Así que, aunque sea imposible que la situación
    descrita vaya felizmente a terminar, al menos hay la posibilidad de reducir en la medida de lo
    posible sus efectos negativos. Esto está en las manos de cada uno de los y las activistas que
    nos relacionamos con quienes comparten nuestra oposición al especismo. De todos nosotros y
    nosotras.
    Hay quien no tienen ninguna responsabilidad en la presente situación. Hay quien no ha
    contribuido a que se generen los conflictos que se han dado en el antiespecismo. El resto, sin
    embargo, somos culpables, en mayor o menor medida, de haber llegado a la situación en la
    que estamos. Y está en nuestras manos contribuir a que en el futuro la cosa vaya a mejor o a
    peor. Aunque nos pueda resultar difícil, es necesario intentar que no suceda esto último. Yo
    personalmente lamento lo que he contribuido por mi parte a la situación que he descrito.
    Desgraciadamente, no se puede volver el tiempo atrás. Y muchos problemas a los que nos
    enfrentamos hoy son el resultado de nuestros errores anteriores. Sin embargo, podemos
    intentar frenar esta dinámica desde el momento presente, para limitar o reducir sus efectos en
    el futuro.
    ¿En qué se refleja esto en la práctica? Pues en cosas de lo más sencillo. No es nada
    extraordinario. Se plasma, por ejemplo, en que, a la hora de escribir un email, un comentario,
    una entrada de blog, un artículo, un libro, a la de participar en una conferencia, o en una
    conversación… intentemos tomarnos el tiempo de poner el freno a lo primero que nos
    apetezca decir, y nos molestemos en intentar expresarlo de otro modo, del modo en el que nos
    gustaría que nos lo dijesen a nosotras o nosotros. En que intentemos, al elaborar nuestro
    mensaje, no sólo entender qué es lo que queremos decir, sino también qué es lo que quienes
    nos escuchan tienen en su cabeza, por qué piensan lo que piensan. Se podría reflejar también
    en otras cosas, pero he querido plantear aquí únicamente una propuesta de mínimos. Hacer
    todo esto cuesta algo, es cierto, pero tampoco tanto, considerando lo que puede estar en juego.
    Concluyo diciendo que, por todo esto, creo que sería muy bueno sumar otro frente más a
    aquellos que se libran dentro del antiespecismo. Con esto me refiero a lo siguiente. Entre la
    gente antiespecista se defienden ciertas causas. Se debaten ciertas posturas éticas frente a
    otras, ciertas estrategias frente a otras, ciertas tácticas frente a otras. Me gustaría proponer que
    se añada a las causas que ya existen otra más: la defensa de una comunicación amable entre
    los y las activistas antiespecistas. Como ya he dicho, es una lucha que creo que nunca vamos a
    lograr que se gane por completo. Pero al menos puede que logremos algunas victorias
    puntuales. Y eso es algo que puede que marque la diferencia para muchos animales.

    Oscar Horta

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    Amar a los animales es respetar la naturaleza.

  4. #4
    Cuestión de fondo Avatar de Snickers
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    entrando en este enlace

    http://masalladelaespecie.wordpress....antiespecismo/

    se pueden leer los comentarios de varias personas, q no están nada mal como debate

    saludos
    Ni toda la oscuridad del mundo podrá acabar con la luz de una sola vela

    Los motivos para ser vegan@:
    http://www.youtube.com/watch?v=hPGKU...TbguMQkn14cxGA

  5. #5
    Cuestión de fondo Avatar de Snickers
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    Por este motivo, resulta enormemente chocante que se proceda de un modo radicalmente distinto cuando no nos dirigimos al público general, sino a quienes comparten nuestro punto de vista antiespecista (o, al menos, nuestra oposición a la utilización de los animales no humanos). Y es que hay un contraste muy llamativo entre las formas con las que se procede en cada caso. Cuando los antiespecistas debaten entre sí, se olvidan, de repente, de todo lo que tienen en cuenta cuando se dirigen a la opinión pública en general. Y se ponen a argumentan prescindiendo de cualquier miramiento o atención por las personas a quienes se dirigen.
    y muchas veces ocurre en sitios públicos, paradojicamente

    Así, la experiencia parece mostrar que debatir de modo amable constituye una condición prácticamente imprescindible para que nuestros argumentos puedan ser no ya aceptados, sino simplemente escuchados. Y es muy raro que alguien escuche realmente lo que se le transmite de forma desagradable.
    eso es, si se quiere comunicar hay q tratar decentemente al interlocutor
    Y no es de extrañar que así sea. Ya no sólo por el sentimiento de rechazo que nos despierta el que se nos trate de forma desagradable en un debate. Sino también porque, si cuando nos atacan, hieren y/o presentan como idiotas aceptamos lo que nos dicen, parece entonces que estamos también considerando aceptable que se nos ataque y se nos hiera, y admitiendo que somos, efectivamente, idiotas. Y la mayoría de la gente tiene, obviamente, una muy fuerte resistencia a admitir algo así. De hecho, no pocas veces ocurre que alguien lee una crítica a algo que ha expresado en la que se le ridiculiza y se ve convencido o convencida por los argumentos, pero, pese a ello, sigue manteniendo sus posturas iniciales sin variación por puro rechazo ante la ridiculización de la que ha sido objeto.
    que bien se explica el profe
    Y, por otra parte, puede suceder también que estas terceras personas se vean espantadas ante nuestros malos modos aunque no nos dirijamos a ellas, y tengan una reacción parecida a la de quienes son el objeto de nuestra argumentación. También ellas rechazarán lo que digamos sin ni siquiera considerarlo.
    y rechazan, ya ocurre a menudo
    El decir algo de forma hostil, cuando se podría decir de forma amable, no añade ningún tipo de información de utilidad al mensaje que se está transmitiendo. Es algo totalmente innecesario, pues. Y es algo negativo aunque sólo sea porque le agría la vida a los y las activistas (lo cual acaba siendo no sólo malo para ellos y ellas, sino también para el activismo que realizan). De manera que debería ser algo a evitar incluso aunque no tuviese otras consecuencias negativas (lo cual, como hemos visto, no es tampoco el caso: sí tiene otras consecuencias muy negativas).
    pero se desahogan, jaja
    Pero aunque nuestro análisis sea el correcto y las posiciones que defienden nuestros interlocutores equivocadas, ello no es una razón para creer que carezcan de capacidad de comprender las cosas. Simplemente, han cometido algún error de apreciación o análisis (si es que efectivamente son ellos quienes se han confundido). Esto es una razón para argumentar a favor de un análisis distinto y para intentar convencerlas de que cambien su posición, pero no para ridiculizar a estas personas, demonizarlas u ofenderlas.
    exactamente, si es que, efectivamente, son ellos quienes se han confundido

    Acá está la clave
    n consecuencia, podemos plantearnos para qué debatimos. Podemos hacerlo, simplemente, porque nos gusta expresar lo que pensamos, o porque queremos hacer manifiesta nuestra antipatía por nuestros interlocutores. En ese caso, lo dicho arriba nos será indiferente. Pero supongamos que el motivo por el que queremos debatir es otro. Supongamos que lo que sucede es que alguien sigue un determinado tipo de estrategia o táctica y consideramos que sería mejor para los animales no humanos que siguiese otra vía de acción. Si esa es nuestra motivación, debatir con él o ella de modo amable es probablemente la única forma de conseguir que cambie de proceder. Si, en cambio, discutimos con unas formas que hieran o desagraden a esta o este activista, lo que conseguiremos será lo opuesto a los que buscamos. Estaremos, así, promoviendo aquello que consideramos que es menos positivo para los animales no humanos, que es que no cambie de vía de acción. En línea con lo indicado arriba, no sólo no lograremos convencerle de que haga esto, sino que crearemos en él o ella una resistencia a hacerlo. Nuestros resultados serán peores, en este sentido, que si no hubiésemos hecho nada, que si no hubiésemos entrado a debatir la cuestión en absoluto.
    ya q en vista de q muchos activistas no cambian su "estilo" es posible q entonces debatan porque quieren hacer manifiesta su antipatía por los otros interlocutores
    Esto tiene una serie de consecuencias absolutamente nefastas para el movimiento. Causa mucho malestar entre la gente activista. Ocasiona un enorme gasto tiempo y energías en enfrentamientos. Erosiona las posibilidades de salir adelante de muchas iniciativas. Anula muchas sinergias que se podrían dar en el seno del antiespecismo. Etcétera.

    Todo ello reduce notabilísimamente la capacidad de impacto del antiespecismo. ¿Hasta qué punto? Es muy difícil calcularlo. Pero me temo que en una medida muy alta. El coste para el activismo supuesto por todo esto es mucho más alto de lo que nos podemos imaginar.
    Sí, y es francamente triste y lamentable saber q somos también responsables de lo que aún no hacemos a raíz de estos desencuentros

    Así es, don Oscar:

    Ese es el precio que pagamos por descargar nuestra ira libremente, por decirles a quienes nos leen o escuchan lo primero que se nos pasa por la cabeza sin autocontrolarnos para no causar desagrado, por no tomarnos el tiempo en decir de un modo distinto las cosas, por no preocuparnos por entender por qué los demás actúan de un determinado modo y de qué manera se podrían plantear cuestionar las suposiciones que asumen. No es un precio nada barato.
    en conclusión
    Me gustaría proponer que se añada a las causas que ya existen otra más: la defensa de una comunicación amable entre los y las activistas antiespecistas. Como ya he dicho, es una lucha que creo que nunca vamos a lograr que se gane por completo. Pero al menos puede que logremos algunas victorias puntuales. Y eso es algo que puede que marque la diferencia para muchos animales.
    que intentaré seguir sumándome a su gran propuesta
    Última edición por Snickers; 15-abr-2010 a las 17:56
    Ni toda la oscuridad del mundo podrá acabar con la luz de una sola vela

    Los motivos para ser vegan@:
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  6. #6
    Usuari@ expert@ Avatar de JustVegetal
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    Lo triste de esto que brillantemente expone Oscar, es que precisamente los que más necesitan leérselo y meditarlo harán lo posible por escurrir el bulto, soslayarlo, y cegarse a verse indetificados.

    Es tan absurdo y tan evidente como cotidiano y por ejemplo ayer tuvimos aquí otro episodio de la historia interminable en la que no se salva nadie, ayer no se salvaba de los ataques Anima Naturalis.
    Última edición por JustVegetal; 15-abr-2010 a las 17:03

  7. #7
    Usuari@ expert@ Avatar de erfoud
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    Un tema de capital importancia para quienes respiramos el animalismo.
    Una pena que haya quienes no lean el artículo debido a una especie de fobia que parece darse hacia los escritos largos.
    Yo noto que esta cuestión:la tensión, enemistad entre diversos colectivos animalistas está siempre flotando en el aire, pero advierto que es un asunto tabú: cualquier mención explícita al problema podría abrir la caja de los truenos y así, ay, empeorar (si cabe) las cosas. Conclusión: el tema queda soslayado. Pero no por no mencionarse deja de existir...
    Y coincido plenamente con Oscar en que este guerracivilismo interanimalista es un hecho catastrófico para el animalismo. Supongo que la madre del cordero, la raiz de todas las trifulcas reside en la noción de que ciertas líneas de actuación de ciertos grupos son percibidas no solamente insuficientes, sino contraproducentes para el animalismo. es decir, que consideran que en lugar de ayudar, perjudican al movimiento. Añade una pizca de personalismos por aquí, otro toque de torpeza para establecer unos canales aceptables de comunicación por allá, y voilá: ya tenemos plantadas las semillas de la división.
    Desde luego a mí me encantaría que se produjese el siguiente escenario; que uno dijera al otro: "oye, discrepo con las estrategias que seguís, así como con ciertas líneas ideológicas de vuestro grupo, pero no veo por qué no podemos mantener un nivel de comunicación básico y unas relaciones cordiales" Sería estupendo que se instalara ese mínimo de concordia entre quienes, si bien con diferencias, apuntan hacia el animalismo. En este sentido, creo que el "francionismo" ha hecho que se dinamiten muchos de estos puentes, hasta el extremo de dejar esas relaciones en via muerta.
    Quizás no haya remedio, y el ya atávico individualismo hispano, ya existente desde los tiempos de la resistencia celtibérica frente a Roma, encuentre en el ámbito animalista su más exrema expresión. Sería una lástima.

  8. #8
    aprendiendo cada día... Avatar de Miracle
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    Cita Iniciado por erfoud Ver mensaje
    Desde luego a mí me encantaría que se produjese el siguiente escenario; que uno dijera al otro: "oye, discrepo con las estrategias que seguís, así como con ciertas líneas ideológicas de vuestro grupo, pero no veo por qué no podemos mantener un nivel de comunicación básico y unas relaciones cordiales" Sería estupendo que se instalara ese mínimo de concordia entre quienes, si bien con diferencias, apuntan hacia el animalismo. En este sentido, creo que el "francionismo" ha hecho que se dinamiten muchos de estos puentes, hasta el extremo de dejar esas relaciones en via muerta.
    Quizás no haya remedio, y el ya atávico individualismo hispano, ya existente desde los tiempos de la resistencia celtibérica frente a Roma, encuentre en el ámbito animalista su más exrema expresión. Sería una lástima.
    Ojalá no lo encontrara en este ámbito, desde luego esta situación que has expuesto sería la ideal:
    "oye, discrepo con las estrategias que seguís, así como con ciertas líneas ideológicas de vuestro grupo, pero no veo por qué no podemos mantener un nivel de comunicación básico y unas relaciones cordiales"
    En un mundo ideal, verdad, pero verdadermente es tan dificil poder llegar a eso? Resulta exasperante...:eing:

  9. #9
    DVSG Avatar de Dreidel
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    No me gusta nada el tono paternalista y de verdad absoluta del texto.

    No me considero parte del citado movimiento animalista, si es que dentro de él se engloban ideas utilitaristas y reformistas de la explotación animal. Además, como bien dicen en uno de los comentarios del blog, considero que el precio que se paga por la inmoralidad es muy superior al de la citada hostilidad en estos debates. Por una parte, un par de enfados entre activistas; por la otra, muertes de seres sintientes a causa del proceder de ciertas personas.
    We speak for those who can't speak cause they're afraid, write for those that can't write their own names,
    stand up for those who's sitting in a cage...

  10. #10
    Usuari@ expert@ Avatar de sujal
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    Cita Iniciado por Dreidel Ver mensaje
    considero que el precio que se paga por la inmoralidad es muy superior al de la citada hostilidad en estos debates. Por una parte, un par de enfados entre activistas; por la otra, muertes de seres sintientes a causa del proceder de ciertas personas.
    Este párrafo no lo entiendo bien, ¿a qué inmoralidad te refieres?

 

 
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