Para luchar contra la obesidad, lo mejor es cuidarse un poquito o aceptar tu metabolismo (o el del vecino). Si la obesidad es un problema de dejadez, de sedentarismo o de gula, lo mejor es autodisciplinarse y autosolucionarse lo que se crea pueda hacerte sentirte mal o vaya a afectar a la salud.
Como siempre... pagan los ratones.