Este tipo de acciones, más allá de que logren su supuesto objetivo, tienen el valor simbólico de ayudar a cambiar el punto de vista de la gente.
Es evidente que no veremos al presidente del banco mundial en el banquillo de los acusados de ningun tribunal, pero como acción simbólica a la gente le llegan mensajes de que ni son seres omnipotentes ni invulnerables y por supuesto no son personas de buena voluntad las que manejan el cotarro, con lo cual, se puede empezar a cambiar el chip para que cada vez menos personas ayuden a mover el engranaje del sistema.