La alarma en las centrales japonesas enciende el debate nuclear en Europa
Bruselas convoca una reunión para analizar las lecciones de Fukushima
R. M. DE RITUERTO / J. GÓMEZ - Bruselas / Berlín - 13/03/2011
En Alemania se convocaron este domingo por todo el país diversas marchas y concentraciones de protesta contra la política atómica del Gobierno de centro-derecha de Angela Merkel, que a finales de 2010 aplazó el cierre de las 17 centrales nucleares alemanas por una media de 12 años. En 2002, el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder, que gobernaba entonces junto a Los Verdes, aprobó la desconexión de todas las centrales atómicas en 2021. Tanto la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller como sus socios de Gobierno del Partido Liberal (FDP) podrían tener que pagar el polémico aplazamiento del "apagón nuclear" en las tres elecciones regionales que se celebran este mes de marzo en Alemania.
La posible pérdida del land de Baden-Württemberg, feudo democristiano y tradicional base política de los liberales, supondría un desastre político para Merkel y para su vicecanciller, el liberal Guido Westerwelle. Antes del desastre de Japón, las encuestas daban un empate entre el actual Gobierno regional de centro-derecha y el tándem SPD-Verdes.
Stefan Mappus, primer ministro del próspero Estado que la CDU gobierna desde 1953, anunció este domingo que revisará la seguridad de las cuatro centrales nucleares en su territorio. Además, se dijo abierto a "debatir sobre cualquier posibilidad" en la política energética. El sábado, 60.000 personas habían formado una cadena humana de 45 kilómetros entre la central nuclear de Neckarwestheim y el centro de la capital del land, Stuttgart. Muchos reviven el recuerdo de la nube radioactiva que alcanzó Alemania hace 25 años procedente de Chernobil.
Los vientos de protesta llegaron a Berlín, donde la canciller celebró el sábado una reunión de crisis con sus socios liberales de Gobierno. El resultado fue una rueda de prensa típica de Merkel: habló de la amenaza de Fukushima como "punto de inflexión" en el mundo y advirtió que "un día como hoy [el de la explosión en la central] no es el indicado para que simplemente insistamos que nuestras centrales son seguras". Acto seguido certificó justamente que "son seguras". Después, anunció que se volverá a revisar esa seguridad. Nada de esto la impidió emprender su enésima defensa de la energía nuclear como "tecnología de transición". Es el latiguillo del Gobierno para defender la postergación del "apagón nuclear", una de las decisiones más polémicas de esta legislatura.
La oposición de Verdes y socialdemócratas ven, en cambio, un afán de perpetuar el recurso a la energía atómica menoscabando el uso de fuentes de energía renovables. La amenaza de Fukushima, termine como termine, ha devuelto el miedo nuclear al tapete político aelmán.