Mi marido sacó unas chulestas de cerdo del congelador. Yo, como de costumbre, no presté atención a este alimento y procedí a prepararme mis verduras con pasta.
Las chuletas las metió para descongelar en el microondas y cuando las sacó ¡olían a antibiótico! Él ni se percató del olor. ¿Será que nos acostumbramos cuando somos carnívoros?
¡Qué asco!