Deseo que la humanidad perezca al fin
bajo el desproporcionado peso de su propio odio,
y que la hiedra salvaje cubra
los edificios detestables.
Deseo ver la vegetación desplegar todas sus galas,
sin que la mano del hombre la mutile creyendo embellecerla.
Deseo que el magno silencio sea roto tan sólo
por el cortante susurro del viento
y el fluir fervoroso de un indomable arroyo.
Deseo perder el habla y acercarme a mis hermanxs
sin nombres, sin números, sin trampas;
y enjugar las lágrimas de aquellos que por su Madre lloran,
despertando de este horrible sueño
que llamáis progreso.