Pues no tiene ninguna base lo que te voy a decir, pero me funcionó con Luna, que estaba todos los días con las uñas fuera.
Cuando le daban "ataques de atacar" la sujetaba con una manta o toalla, para que no pudiera arañarme, y con muuuucha paciencia hablándole tranquilo y haciendo mimos, hasta que se relajaba. Al principio gruñía como si la estuviesen torturando, pero poco a poco se relajan, a veces tardan mucho rato. Tampoco seguirle el juego cuando están así.
Luna sigue teniendo su genio, pero ya no saluda con un zarpazo en la pantorrilla cuando entras por la puerta.