Terapias Anticancer Ignoradas Oficialmente
La Terapia Gerson.
A mediados del siglo XX el Dr. Max Gerson postuló que en el cáncer al igual que en otras enfermedades crónicas y en el mismo envejecimiento, el trastorno bioquímico fundamental era el aumento de la permeabilidad de las membranas celulares lo que ocasionaba un aumento del sodio, de agua y de desechos nocivos dentro de la célula y una salida del potasio intracelular. Esto ocasiona una disminución del potencial del membrana y un agotamiento de la misma. Para corregir esta situación ideó unas dietas con base en zumos de vegetales frescos ricos en potasio, muchos líquidos y ausencia de sodio. Además enemas de café que mostraban ser de gran ayuda. Posteriormente agregó soluciones de glucosa con potasio y dosis bajas de insulina cristalina con objeto de meter potasio a las células junto con la glucosa, esta terapia ha sido llamada soluciones repolarizantes. Durante cuarenta años los resultados hicieron famosa esta terapia.
Uno de los pacientes del Dr. Gerson fue Albert Schweizer, el médico explorador que vivió en Africa. Fue visto a los 75 años con una diabetes descompensada y muy difícil y recuperó su salud viviendo hasta los 92 años. El Dr. Schweizer dijo haber quedado seriamente impresionado con la genialidad de Gerson y el potencial de sus descubrimientos.
La Vitamina C
Para poder extenderse por los tejidos, el cáncer produce una enzima llamada hialuronidasa que disuelve el colágeno que une las células normales entre sí. El Dr. Ewan Cameron supuso que una sustancia que apoyara esta matriz de colágeno debería ser de ayuda en el tratamiento del cáncer y ensayó la vitamina C en miles pacientes. Notó que cuando tomaban alrededor de 10 gramos diarios mejoraban su apetito, tenían más energía y recuperaban su antigua forma de vida mucho mejor que los que recibían el tratamiento oficial. Incluso podían dejar la morfina en pocos días.
El Dr. Cameron junto con Linus Pauling, ( 2 veces premio Nóbel) llevó a cabo varios estudios sobre el papel de la vitamina C.
“Con el uso adecuado de vitamina C para el cáncer podemos disminuir la tasa de muerte en un 75%. Todo paciente con cáncer debería recibir vitamina C.” – Dr. Linus Pauling
La vitamina C aumenta la concentración de linfocitos, (las células que combaten el tumor). 10 gramos diarios triplican la cuenta.
La mayoría de los animales, (que tienen una incidencia de cáncer mucho menor que el ser humano), produce vitamina C. Las cantidades usuales en estas especies son un promedio de 100 veces mayor que lo que los requerimientos diarios mínimos, (65 mgs/día), proponen para el ser humano.
Las concentración de vitamina C está muy disminuida en los pacientes con cáncer.
Los cambios tisulares alrededor del tumor canceroso son idénticos a los observados en el escorbuto.
A diferencia de los agentes quimioterápicos del cáncer, la vitamina C no sólo aumenta el tiempo de supervivencia del paciente sino que también produce una mejoría general en la salud y una sensación de bienestar.
Las personas que tienen una alta ingesta de vitamina C crean más anticuerpos y de moléculas de “complemento”, (una sustancia integrante de la inmunidad), que son necesarias para la destrucción de células malignas.
Se necesita vitamina C para que las enzimas del hígado limpien la sangre de las sustancias nocivas del tumor y las que son producto de la radioterapia y/o quimioterapia.
También evita el daño ocasionado por varios agentes carcinogénicos y por los radicales libres.
El tratamiento convencional del cáncer disminuye la cantidad de vitamina C, empeorando esta deficiencia.
La vitamina C se encuentra en muy alta cantidad el brócoli, el perejil, el amla (una grosella india), la grosellas negras, los pimientos picantes, y los dulces,* los pimientos rojos tienen más vitamina C que los verdes.
Se encuentra en alta cantidad en las coles de Bruselas, el repollo, la coliflor, los cebollines, la col rizada, y las guayabas.
En cantidad intermedia en los espárragos, los melones, la achicoria, las naranjas, los limones, las fresas, los tomates maduros, los rábanos, las espinacas, los calabacines y las alcachofas.
Aunque algunos médicos lo pregonan, el riesgo de litiasis renal por ácido oxálico es solo teórico. En realidad esto no se ha visto entre los miles de personas que reciben vitamina C.
Hay estudios que muestran el valor preventivo y terapéutico de la vitamina C en más de 120 tipos de cáncer. La Fundación Vitamina C ofrece esta información sin costo a pacientes y a médicos. Igualmente el Dr. Robert Cathcart, en su página en Internet incluye numerosos estudios y artículos.
La vitamina C puede darse en forma de ascorbato de sodio endovenoso. En forma parenteral no se debe usar ácido ascórbico por ser dolorosa, menos soluble y menos fácil de manejar. Las dosis pueden llegar hasta 150 o 200 gramos en el día.
Betacaroteno
Es precursor de la vitamina A pero también actúa solo como un poderoso antioxidante. Los niveles de esta sustancia están disminuidos en los tejidos de los enfermos de cáncer.* Su actividad necesita de otros carotenoides, de la vitamina C y E. Es especialmente útil en el cáncer de mama, colon, estómago y pulmón.
En pacientes con leucoplasia, que es una lesión premaligna de la boca produjo mejorías en un 71% de los casos cuando se administraron 40 mgrs diarios. También en la displasia cervical y en otras lesiones premalignas.
Se encuentra en las zanahorias, las calabazas, el mango, los vegetales de hojas verdes oscuras, amarillos y anaranjados.
Su ingestión puede provocar una coloración amarilla de la piel porque se acumula en la grasa subcutánea. Hay que tener en cuenta* que la vitamina A que produce puede acumularse y llegar a ser tóxica.
Escualeno
Este aceite fue aislado por primera vez del hígado de un tiburón de aguas profundas aunque constituye parte integrante de la piel del ser humano. Se encuentra también en el aceite de oliva.* El escualeno libera oxígeno en los tejidos al igual que el germanio, el ozono y el peróxido de hidrógeno.
Junto con vitamina E y aloe vera ha sido usado en pacientes de cáncer observándose una reducción de los tumores en más de un 33%.* Además ayuda a desintoxicar varias sustancias químicas nocivas y protege contra sustancias cancerígenas, tóxicos y contra la radiación ultravioleta.
Cuando se expusieron ratones de laboratorio a niveles letales de radiación sobrevivieron más tiempo cuando se les administró escualeno.
Se utiliza como suplemento en varios programas de salud en Alemania, Japón, Corea y otros países.
Su dosificación debe ser de 1 a 3 gramos diarios.