En su Discurso verdadero contra los cristianos. se puede encontrar algunas ideas veganas (así como en Eurípides):
52. Pero no es solamente de los Judíos de quienes quiero hablar; es de la naturaleza entera, como ya lo prometí. Voy a explicar más claramente lo que dije antes en el penúltimo párrafo.
Es pueril hacer del hombre el centro de la creación. Dios, según parece, no creó el trueno, los relámpagos y la lluvia. Y aunque él fuese el autor, no se podría decir que con la creación de la lluvia Dios favoreció más el sustento del hombre que el de las plantas, los árboles, las hierbas o los espinos; y si se pretende que todas estas producciones de la tierra crecen para el hombre, ¿Por qué antes para el hombre que para los animales salvajes y privados de razón? ¿Éstos no parecen haber sido menos bien tratados que nosotros? Por el precio de un duro trabajo o de todos nuestros sudores, conseguimos con mucho costo asegurar nuestra subsistencia. Ellos no tienen necesidad de sembrar ni laborar la tierra. Todas las cosas nacen por sí mismas. Y si objetaran este verso de Eurípides:
"«El sol y la noche están al servicio del hombre» preguntaré ¿por qué fueron hechos para nosotros más que para las hormigas y las moscas? ¿La noche no les sirve, como a nosotros, para reposar, la luz del sol para ver claro y trabajar? Si objetaran que somos los reyes de los animales porque los cazamos y comemos, se podría muy bien afirmar que somos nosotros, por el contrario, los que estamos destinados a ellos, visto que ellos también nos apresan y nos devoran. E, incluso, nosotros, para cazarlos necesitamos de todo un sistema de aparejos, redes, armas, picadores, perros, mientras que los animales salvajes, para vencer a los hombres, les basta sólo con las armas que la naturaleza les proporcionó. Pretendéis que Dios nos dio el poder de apresarlos y usarlos según nuestra fantasía; pero es mucha casualidad que, antes de que los hombres hubiesen constituido sociedades, inventando las artes, fabricando armas y redes, fuesen éstos casi siempre apresados y comidos."
"53. En vano dirán que los hombres llevan ventaja sobre los animales pues construyen ciudades, organizan Estados, tienen magistrados y jefes para que los gobiernen. Otro tanto se ve entre las hormigas y las abejas. Las abejas tienen una reina a la cual siguen y a la cual obedecen. Tienen como nosotros guerras, victorias y exterminio de los vencidos; como nosotros tienen ciudades y poblaciones; como nosotros, horas de trabajo y de reposo; como nosotros, castigos para la pereza y la perversidad: ellas persiguen y matan a los zánganos. En cuanto a las hormigas no quedan atrás en materia de previsión y de ayuda mutua, si las comparamos con los hombres. Auxilian a las compañeras, cuando éstas están fatigadas; transportan a las agonizantes para un lugar reservado que es como un túmulo familiar. Se ayudan mutuamente cuando se encuentran, y las que se desencaminan son de nuevo retornadas al sendero. Ellas poseen, en cierto modo, la plenitud de la razón, ciertas nociones generales de sentido común y un lenguaje para comunicarse entre silo que desean. Para quien contemplase la tierra desde lo alto del cielo, ¿qué diferencias habría entre las acciones de las abejas, las de las hormigas o las acciones de los hombres?"
"55. ¿Créese el hombre superior porque es capaz de erguirse hasta la concepción de un Dios? Sépase que entre los animales varios no ceden terreno al hombre en este aspecto. Nada hay más divino que el poder de adivinar el futuro. Mas esa presciencia la tenemos a partir de animales, en especial, las aves. Los adivinos son solamente los intérpretes de sus predicciones. Si las aves, para sólo hablar de ellas, nos revelan por señales todo lo que Dios les reveló, de ahí se sigue que viven en una intimidad más estrecha que nosotros con la divinidad, superándonos en esa ciencia, y siendo más queridas que nosotros a los ojos de la divinidad. Hay hombres muy esclarecidos que también aseguran que las aves se comunican entre sí, y sin duda de una manera más santa y venerable que nosotros. Manifiestan que incluso se puede percibir ese lenguaje, y demuestran cómo acontece, cuando, habiéndonos advertido que las aves irán para tal lugar y harán tal cosa, nos las muestra efectuando ellas tal hecho de facto. ¿Habrá animales más fieles al juramento y más religiosos que los elefantes? Y, verosímilmente porque tienen conocimiento de Dios. Las cigüeñas también nos llevan ventaja en piedad filial, las cuales alimentan a sus padres; igualmente el ave fénix, el cual, después de algunos años, transporta el cuerpo de su padre, encerrado en una bola de mirra, como un ataúd, desde Arabia hasta Egipto, y lo coloca en el lugar donde queda el templo del Sol. ¿Qué decir de esto? Es preciso rechazar esa idea de que el mundo ha sido hecho para el hombre: no fue más hecho para el hombre que para el león, el águila o el delfín. Fue hecho de modo que fuese perfecto y bien rematado como convenía a la obra de Dios; y es porque cada una de las partes que lo componen no están ajustadas a la medida exacta entre cada una de ellas, sino que cada una se combina a expensas del conjunto y dependiente de la totalidad. Es de este todo del que Dios únicamente cuida; es el todo lo que la Providencia jamás abandona; es el todo lo que no se corrompe ni se altera. Jamás Dios lo abandona, ni se olvida, tras largo tiempo, de volver a mirar por él. Él no se irrita más por causas de los hombres que por culpa de los monos o de los ratones. No amenaza a ningún ser, porque cada uno conserva el lugar y la función que le fueron destinados."
"103. Si es por respeto a las tradiciones de sus padres por lo que se abstienen de la carne de ciertas víctimas, como de las que hablamos, entonces también deberían abstenerse rigurosamente de todos los animales, como Pitágoras que creía de ese modo honrar la vida y a sus órganos."
http://www.federacionatea.org/documentos/Celso.doc