Ahí has tocado un tema doloroso. Las ilustraciones son mi penitencia por haber comido carne alguna vez.
Un ejemplo: ahora estoy ideando una serie de tres cuentos (infantiles) vegetarianos. El primero está escrito, el segundo está bastante claro en la cabeza y el tercero (el más difícil porque plantea el tema ética versus sabor) en fase de concepto. Bien, pues no paso a escribir el segundo ni ahondar en el tercero por las malditas ilustraciones del primero. No tengo técnica suficiente para realizar lo que quiero en los dibujos. A veces me entran ganas de mandarlo a paseo y publicarlo tal cual, o con una sola ilustración... Pero no, tengo que hacerlo bien para que resulte atractivo y, por tanto, el mensaje leído.
Bueno, lo de hoy me tiene que servir de motor para hacerlo de una vez. Vas a ser cómplice de la elaboración de ese cuento que no es más ni menos que una apología de los vegetales.