El Rabino Sergio Bergman, nos explica el significado de la Pascua para el pueblo hebreo
La festividad de la Pascua es la celebración de la libertad. El libro de Éxodo tiene dos pilares fundamentales: uno es la celebración de la familia y el otro, la constitución del pueblo en Nación.
La piedra angular en la celebración de la familia reside no sólo en festejar su origen, sino en destacar el sentido que adquiere. Cada familia es convocada por sus ancianos; fiel a la tradición oriental,el pueblo judío los instala en el centro de la sabiduría de la vida,—más allá de las, pequeñas y necesarias, tradiciones que cada generación practica en ellas al transmitir las pautas culturales— man tienen sagrado el texto y su vigencia, cuando preservan y recrean el sentido que tiene la existencia.
Pesaj es la fiesta de la libertad y se inicia como pacto de celebración familiar. Memoria no sólo del momento en que sus antepasados salieron de Egipto, sino que, en ese acto, cada generación y cada uno de nosotros es liberado una y otra vez del Egipto en el que vive, al que se somete o es sometido.
Esa noche, cada familia toma un simbólico cordero para ser sacrificado;remembranza de aquel otro que Abraham había sacricado en reemplazo de su hijo Isaac. El ángel de la muerte y de la destrucción que sacrificó a los primogénitos egipcios en tiempos de moises, saltea (en hebreos pasaj) las casas de los hebreos que están marcadas con la sangre del cordero que, ofrendado a Dios, será consumido —tribal y totémicamente—por cada familia en esa noche previa a la liberación. Dos acciones ocurren simultáneamente: sacrificar el cordero y consumirlo, y marcar los dinteles de las casas como señal. De aquí el precepto hasta nues tros días para el pueblo judío, de fijar, en los dinteles de las casas, mezuzot:texto que proclama la unidad y unicidad de Dios. La casa identificada es hogar y habitación no solo del ser,sino también del espíritu.Una protección que no es superstición ni acción mágica, sino más bien una forma de otorgar valores al hogar, cuidar de la casa y sus habitantes.
Una segunda dimensión del Pesaj la constituye la familia reunida en torno a la mesa que comparte el cordero y adquiere sentido en esta ofrenda, que es memoria en cada generación,de una redención que,aún sin ser completa, puede ser posible.
La noche del seder —cena ritual de Pesaj— fue la Ultima Cena para Jesús y sus discípulos. El pan ázimo,Matzot, será partido y compartido sobre el vino del cáliz, tiempo sagrado de la liberación que será santificado en el kidush.
Este mismo pan y este mismo vino de Pesaj serán los que Jesús ofrece como pacto en la Eucaristía, siendo él mismo quien ocupa el lugar del sacrificio. Tomando esta misma figura de Pesaj, la tradición cristiana establece que, Jesús como hijo de Dios, debe ser sacrificado para redimir los pecados de la humanidad y, como tal, en ese sacrificio del hijo hacer posible que el Padre y el Espíritu Santo se hagan uno, en la familia humana.
Jesús es el cordero de Dios y en su sacrificio, su sangre, que se transforma en cruz, es señal de identidad y marca por generaciones. Así como el mezuzot —el texto en el dintel de las casas judías— son el símbolo que anuncia el pacto del pueblo con Dios; en el mismo sentido, la cruz es símbolo del pacto cristiano entre el hijo del hombre con el Hijo de Dios.
Su sacrificio es un anticipo de que un mundo mejor será posible cuando —resucitado— anuncie el reino de Dios en la tierra, la misma expresión de lo mesiánico que, en la noche del recuerdo de la liberación de Egipto, el pueblo judío continúa esperando. Lo mesiánico es la celebración de la Pascua, expresada en la singularidad de las tradiciones respectivas, Pesaj o Semana Santa. Ya sea que el Mesías regrese o venga por vez primera, judíos y cristianos afirmamos que lo mesiánico se realiza en la obra de nuestras manos.
Ser diferentes no impide estar unidos cuando —estar unidos— no es ser lo mismo, sino reconocidos en la unidad de lo común y en la diversidad de la propia identidad. (NOTA MIA: Que bonito suena pero excluyen a los animales no homo sapiens)
Así, marcar la casa con mezuzot, o llevar el símbolo de la cruz, son mandatos de encarnar la propia tradición y hacer de la esperanza un proyecto común, en lugar de una ilusión. Sin identidad,valores y afirmación de la propia raíz, no hay posibilidad de crecimiento, de dar los frutos, de asegurar la trascendencia.
El sacrificio y la sangre son recuerdos de lo que sucedió en el pasado, es cierto; pero también son memoria vigente y actual de lo que nos sucede.
Fuente:
http://lasteologias.wordpress.com/20...s-al-exodo-iv/
De la ofrenda del hijo de Abraham se pasa a la ofrenda del cordero. De la ofrenda del cordero se pasa a la sangre de cristo en forma de vino. Lo que no entiendo es por qué entonces siguen matando corderos.