El otro día fui a casa de unas amigas y una de ellas salió de pronto corriendo de la cocina con una caja de barquillos en la mano gritando "¡Miraaaa de esto sí que puedes comer! ¡Lo he leído y no lleva nada!".
Me hizo mucha gracia, estaba súper contenta y orgullosa de que por fin pudiera comer de algo en su casa.