Jolines, qué situación más problemática. Si ya cuesta comer vegano por ahí, si añadimos esas alergias...
Yo cada vez estoy más convencido de que no merece la pena (casi nunca) pagar por comer o cenar fuera. Es que no me supone un placer o un entretenimiento muchas veces, es más un esfuerzo por adaptarte o por yo que se qué... y encima pagando.