Yo hace años vi uno, en pleno invierno, un caniche pequeñito atado a una farola, y después de preguntar en la panaderia y otra tienda, como nadie lo conocia, cuando ya lo estaba desatando, salió de ¡la peluqueria! una mujer con los rulos puestos. Hace falta ser para dejar al perro atado un par de horas mientras te hacen las mechas.
Encima, se lo cuento a una amiga, y me suelta:
-No judgues sin saber. ¿Y si la pobre mujer vive en un cuarto sin ascensor? Pués ya que tiene que salir aprovecha y lo hace todo de una vez.