83 presos por peleas clandestinas de perros

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83 presos por peleas clandestinas de perros

Despeñaderos

Participaban de un campeonato de lucha de pitbull. La Policía secuestró tres animales vivos y otros dos muertos.

Juan Federico
De nuestra Redacción
jfederico@lavozdelinterior.com.ar

En un campo perdido en la zona de Despeñaderos, localidad ubicada a 50 kilómetros de la ciudad de Córdoba, todo estaba dispuesto: habían acomodado las vallas alrededor de una alfombra roja y detrás, casi una centena de sillas plegables de madera. Cerca, un bufet en el que vendían choripanes y bebidas. Los presentes comían y tomaban mientras frente a sus narices dos de los “mejores amigos del hombre” se mordían, aullaban y lastimaban hasta matarse.

Una persona recogía el dinero de los apostadores y a los gritos señalaba quienes eran los contrincantes. A un costado, escrito a mano en un cartón mal cortado, estaba escrito el “fixture” del día.

Entre el público, un hombre exhibía feliz un diploma en el que se leía que su perra “Lara” era la vencedora de una fecha más del “Club Nacional de Combate”.

Ese fue el escenario con que se encontró la Policía al realizar un importante operativo en el que detuvo a 83 personas (entre ellas, cinco menores de entre 11 y 17 años) y encontró cinco canes (tres vivos y dos muertos).

Todo comenzó gracias a un dato que llegó a oídos del oficial mayor Germán Oviedo: el domingo, un campo de San Antonio Norte –ubicado a pocos kilómetros de Despeñaderos– iba a ser la sede de un campeonato de lucha de perros pitbull.

A partir de entonces, se organizó el operativo. De acuerdo a lo señalado por el comisario mayor Enzo Allende, de la departamental Santa María, lo primero que se dispuso fue el bloqueo de los dos caminos que conducían al campo señalado, la ruta hacia Lozada y el camino a San Antonio.

Posteriormente, alrededor de las 17 del domingo, un nutrido grupo de uniformados coparon el sector. “El lugar donde se realizaban las peleas –precisó Allende– es una zona a la que es imposible llegar si uno no conoce bien”.

Primeros los efectivos se toparon con un Fiat Duna que abandonaba el predio. Al requisar el vehículo encontraron en el baúl a un pitbull malherido.

Posteriormente, cerca de las 23, ocurrió la redada: in fraganti fueron sorprendidas 83 personas, que terminaron en la comisaría de Despeñaderos.

Los menores fueron puestos a disposición de sus tutores y algunos de los apresados –alrededor de ocho– fueron liberados debido a problemas de salud, aunque quedaron fichados.

Los uniformados también secuestraron 20 vehículos que estaban estacionados en el campo y un pistolón con siete cartuchos que apareció entre los yuyos.

En tanto, en el campo, los efectivos encontraron cinco pitbull, dos muertos y tres heridos. Algunos de estos animales fueron hallados recién en el mediodía de ayer, ya que la búsqueda prosiguió cuando la iluminación natural lo permitió. Los perros, abandonados, esperaban atados.

Comisaría colmada. Ayer, tapia de por medio, algunos de los detenido se saludaban con sus familiares que le traían colchas y alimentos a la Comisaría, mientras la llovizna por momento tomaba más fuerza y el frío se hacía sentir.

La mayoría de los parientes declinó en realizar comentarios a este medio. Sólo una mujer expresó que su hermano detenido “la ligó de arriba porque sólo había ido a ver”.

Pero a gran parte de los apresados nadie fue a verlos. Tienen domicilio en Buenos Aires, San Luis, Tucumán y Santiago del Estero.

Los detenidos, la mayoría jóvenes, permanecieron en la comisaría apretados en una suerte de galpón abierto.

En el patio de la dependencia, en una larga mesa de cemento, en un extremo estaban acumulados los alimentos que los familiares fueron llevando a lo largo del día, mientras que en la otra punta yacía el cadáver de una perra ensangrentada.

Cerca de las 13 de ayer, cuatro camionetas del Comando de Acción Preventiva (CAP) regresaron a Despeñaderos trayendo más elementos desde el campo. Entre distintos objetos, encontraron jeringas y sueros. Al respecto, un conocedor del submundo de las peleas clandestinas de animales, contó que por lo general a los perros le inyectan vitaminas, energizantes y derivados de la morfina, para hacerlos más resistentes.

Esta persona también aseguró que las peleas suelen durar alrededor de una hora y terminan cuando uno de los contrincantes “no puede más” (en la mayoría de los casos esto significa que murió). “Y si sobrevivió en mal estado, seguro que lo sacrificarán después, ya que al dueño ese perro ya no le sirve”, explicó.

En las camionetas del CAP también fueron trasladados algunos de los pitbull. Dos de ellos fueron bajados en un aspecto lamentable. Uno parecía tener una pata quebrada. Se lo veía flaco y ensangrentado.

Otro de los perros, sólo espiaba. Tenía los ojos entrecerrados y el cuerpo tajeado. A duras penas se acercó a la mesa donde yacía la perra muerta. A sus pies, en un tacho de plástico partido a la mitad, otro pitbull permanecía tieso. El perro lastimado lo olfateó y ya sin fuerzas se echó a los pocos metros. Su rostro denotaba tristeza. Al presenciar este penoso cuadro, un uniformado no contuvo su indignación y exclamó: “El hombre es el peor animal”.

http://www.lavoz.com.ar/07/05/08/sec...?nota_id=69782