Cáncer
Los contaminantes que se encuentran en productos de origen animal pueden derivar en un incremento del cáncer. Sin embargo, muchos de los conocidos cancerígenos encontrados en la carne, no se reducirían al cambiar a carnes ecológicas. La contribución de la carne al riesgo de padecer un cáncer, parece surgir de sus componentes nutritivos, altos en grasas saturadas y carentes de fibra, más que de las condiciones de producción. La carne, ecológica o no, que se cocina a altas temperaturas, tiende a contener cantidades considerables de amina heterocíclica, cancerígenos que aparecen mientras la carne se cocina. Un estudio del 2005 sobre los aminas demostró que cerca del 80% de los estudios realizados en humanos encontraron una conexión entre la incidencia del cáncer y el consumo de carnes muy hechas.[13]
Enfermedades transmitidas por los alimentos
Las enfermedades transmitidas por los alimentos son otra seria preocupación derivada del consumo de carne, especialmente aves. Los contaminantes microbianos que viven en el tracto intestinal de los animales, puede fácilmente aparecer en cualquier tipo de producto cárnico.
Desde 1993 hasta 1997, se denunciaron ante los centros de Control y Prevención de Enfermedades (PCE) 2.751 brotes, incluyendo 86.058 casos de intoxicación alimentaria. Patógenos bacteriales causaron el 75% de los brotes en el 86% de los casos.[14]
Las infecciones más comunes transmitidas por los alimentos son las causadas por la campilobacteria (asociada a productos procedentes de las aves), salmonella (ternera, aves, leche y huevos) y la E. coli 0157 H7 (ternera picada). Otros patógenos transmitidos por los alimentos incluyen listeria (productos lácteos) y vibrio (marisco). Los alimentos con más probabilidad de contaminación son los crudos de origen animal, tales como la carne cruda, los huevos crudos, la leche no pasterizada y el marisco crudo.[15]
Anualmente, se informa al PCE de unos 40.000 casos de salmonelosis y, alrededor de 600 muertes son asociadas a estos casos. Pero el PCE estima que el número real de infecciones podría ser 30 veces mayor, ya que no se diagnostican o se informa de los casos más leves.[16] Desde 1990 hasta 1992, El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria (SISA) encontró salmonella en el 25% de las parrillas analizadas. También se estudiaron 25 gr. de ternera cruda (1.4% dieron positivo en salmonella), cerdo (4.8%), pollo (15.7%) y pavo (8.5%).[17] Estas muestras infectadas por bacterias se tomaron de productos vendidos a consumidores.
Según el PCE, la Campilobacteria es la segunda a la cabeza de las causantes de diarreas en los EEUU. Se calcula que la Campilobacteria afecta a más de un millón de personadas cada año y causa alrededor de 100 muertes.[18] Este organismo coloniza fácilmente el tracto intestinal de las aves pero, normalmente, no provoca enfermedad alguna en el animal. Esto significa que es poco probable que se detecten las aves infectadas utilizando los actuales métodos de inspección de los mataderos.
La contaminación microbiana de la carne y las aves de corral es un gran problema y una enorme preocupación para las personas que consuman cualquier producto de origen animal. Con productos contaminantes en las cocinas y restaurantes, la contaminación cruzada y el contagio serán problemas en auge.
Pescado: Exposición a Químicos Tóxicos
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) no ha establecido todavía las directrices ecológicas para el pescado y el marisco, así que los problemas actuales con los contaminantes en el pescado podrían existir perfectamente en los llamados pescados ecológicos.
Cuando el agua pasa a través de sus branquias, los peces absorben contaminantes. Muchos de estos químicos no se descomponen en el medio ambiente, pero se disuelven fácilmente en aceites y pueden acumularse en los tejidos grasos de los peces. Se ha establecido una conexión entre algunos químicos tales como los bifenilos policlorados (PCBs) y varias enfermedades en niños de mujeres que consumieron pescado contaminado con PCBs durante el embarazo. Estos incluyen nacimientos con bajo peso [19] y efectos negativos en el desarrollo neurológico y cognitivo.[20] Los PCBs fueron utilizados originalmente como aisladores eléctricos y fluidos hidráulicos antes de ser prohibidos en los EEUU en 1979, pero su impacto perdura. Según el Consejo de Investigación Nacional, los PCBs se encuentran en todos los sitios en los que se ha analizado el pescado. De hecho, el pescado es la fuente más significativa tanto de PCBs como de mercurio para los humanos.[21]
El mercurio, causante de problemas en el desarrollo neurológico y que puede traspasar la placenta de una mujer embarazada, es otro problema a tener en cuenta a la hora de consumir pescado. El Mercurio se introduce en el medioambiente de forma natural y a través de la polución derivada de la industria. Prácticamente todo el pescado contiene mercurio, pero peces más grandes y viejos, tales como el tiburón o el pez espada que se alimentan de peces más pequeños, acumulan cantidades extremadamente altas de mercurio. Este pescado representa la mayor amenaza para las personas que lo consumen de forma regular. En enero de 2001, la Administración de Medicamentos y Alimentación emitió una advertencia en la que decía que, debido a los niveles astronómicos de mercurio, las mujeres embarazadas no debían consumir los siguientes 4 peces: pez espada, tiburón, caballa real y blanquillos (Malacanthidae). Estas variedades exceden los estándares de seguridad de 1 parte de mercurio por millón (ppm). Estudios científicos insinúan que incluso menores y más regulares dosis de consumo de mercurio pueden derivar en leves deficiencias neurológicas en niños, tales como un bajo índice intelectual, tono muscular anormal y pérdida de la función motora.[22]
Dignos de mención son también los DDT y los DDE, pesticidas que fueron prohibidos y que se conoce son extremadamente tóxicos y que residen todavía en el medio ambiente. Estudios han demostrado una relación directa entre el consumo de pescado y los niveles en sangre de PCBs, DDT y DDE.[23-25]
Una dieta por todas las razones correctas
Para aquellos interesados en promover una dieta saludable, es importante enseñar y comprender los muchos factores que toman parte en la salud y enfermedad, y adoptar prácticas que se dirijan a la salud íntegra. Mientras que las pautas ecológicas pueden ayudar a mejorar ciertos aspectos de la salud, no pueden ayudar prevenir la obesidad, la presión arterial alta, la diabetes, las enfermedades cardiacas y muchos tipos de cáncer. Tampoco pondrán remedio a la contaminación medioambiental y los peligros resultantes para la salud que plagan la producción y consumo de alimentos procedentes de los animales. Una dieta basada en plantas que es naturalmente baja en cancerígenos, patógenos, grasas causantes de enfermedades y colesterol, es la mejor medicina para promocionar una vida saludable.