Ya he comentado en muchas ocasiones que llevo una dieta vegana en casa, pero que fuera de casa soy un poco más permisiva en lo que a lácteos y huevos se refiere.
Sin embargo, estoy intentando llevar el veganismo a todos los ámbitos de mi vida. El problema lo encuentro en los postres. No tengo fuerza de voluntad para rechazarlos. Y si me ofrecen helado, peor todavía. Es mi perdición.
No sé qué hacer. No consigo mantenerme firme cuando me ponen una napolitana, una palmera, un croissant o cuarquir otro dulce delante.
¿Vosostros cómo lo hacéis?