Qué orteguiano estás, Sujal! Sí, las circunstancias nos marcan decisivamente, pero -y ahí está la grandeza del ser humano, al menos en teoría- no en un 100%, es decir, podemos rebelarnos contra las circunstancias que en ocasiones parecen aplastarnos. Es cierto que un tipo del SXII es un hijo de su tiempo, que lógicamente reflejará los valores de su época: la tortura es normal, la mujer es inferior, etc etc.
También es claro esto en un ámbito geográfico: un tipo de Afghanistán está muy marcado por la cultura, religión y valores que le rodean, y por ello puede no cuestionarse cosas que a los occidentales nos escandalizan; y viceversa! Hay aspectos que aquí vemos naturales y aceptables y que pueden resultar terroríficas e inaceptables a- en otras culturas b- dentro de, pongamos, cinco siglos.
Dicho esto, repito que los humanos podemos superar este tipo de valores que se dan por buenos de forma acrítica, podemos llegar a cuestionarnos, por medio de un gran esfuerzo reflexivo, incluso creencias muy arraigadas en la sociedad. Lamentablemente lo normal es eso mismo, seguir la norma, aceptar ciegamente lo establecido y mofarse de quien siga patrones diferentes y critique tales valores establecidos. Por esto los filósofos han sido tan denostados en tantas ocasiones, porque han puesto en tela de juicio aspectos arraigados en tal época o lugar.
Bueno, este rollo viene a cuento porque me parece claro que el asunto vegeta-animalista encaja de lleno en lo que he descrito. El animalismo no es "lo que se lleva" A lo sumo, está de moda el "mascotismo"leadas de cariño al perrito, gatito y cobayita y la más absoluta indiferencia por quienes hemos considerado simple comida. Y en estas estamos, constituyendo una lamentable minoría, y estos parcos números nos impiden que se nos tome en serio, porque en el fondo, los humanos, crédulos y gregarios, gustamos de refugiarnos en las mayorías y aborrecemos de que nos señalen con el dedo.
Y acabo; hay que tener esperanza. La historia está en continuo movimiento; de no ser así, aún estaríamos estancados en los valores predominantes en las primeras civilizaciones. Las ideas minoritarias, si son correctas, si concuerdan con el viento favorable de la historia, se van abriendo paso, al principio de forma imperceptible, hasta que con el tiempo se extienden como torrentes hasta que acaban impregnándose en la sociedad. Así ha sido en innumerables ocasiones - los ejemplos son abundantes- y seguirá ocurriendo.
Jo, vaya plastada, perdonaaaad!