Y yo, que soy un escéptico de la reencarnación, siempre me pregunto: ¿Y dónde carajo anduviste desde la Revolución francesa hasta tu último nacimiento? En algún sitio tiene que haber un almacén del carajo de almas ociosas...
Dicho lo cual, voy a hacer el jueguecito a ver qué me sale.
¡Salud!