El ámbito legal, por muy instrumentalizado que esté, es el único que nos permite desenvolvernos en un margen de justicia aceptada por todos. No sólo importa el hecho en sí, también debemos contar con un consenso democrático que hasta el momento sólo se materializa en ese marco legal.
Salirse de él es añadir caos al caos. Siempre hay resquicios dentro de la legalidad desde los que actuar porque los tentáculos de poder nunca alcanzarán la esencia de nuestros ideales (aunque la sociedad de consumo nos ha adormecido bastante). Siempre habrán individuos con iniciativa porque siempre nos queda la esperanza en un mundo global, no sólo en nuestro pequeño y soberbio mundo en el que quizás hasta alcanzamos el atrevimiento de despreciar ese marco común de "legalidad" ganado a pulso por otros activistas históricos. Estará corrupto, sí, pero es el que tenemos y hay que reciclarlo y mejorarlo. Es una insensatez trabajar al margen de él.