Pobre toro y pobre corredor. El uno por estar en un lugar que no ha elegido, y el otro por, pudiendo elegir, dejarse llevar por los atractivos de un acontecimiento donde se ignoran los intereses del primero.
Yo estuve en sanfermines hace años y os aseguro que tampoco veía al toro como lo veo ahora. No por eso creo que mereciese morir si hubiese corrido.
Decididamente me dá una pena increíble el corredor, al cual no conozco, pero que seguramente sería un joven más queriéndo pasarlo bien en esas fiestas y culminando allí su participación corriendo delante de los toros. Pobrecillo que se ha dejado llevar por el sentir general.
Y por lo que he leído, mi opinión es aquí la políticamente incorrecta.
(y la de Gyzmo que acabo de leer)