Sí claro... alguno sobrevive....

Los peces sufren a pesar de ser luego devueltos al agua


A pesar de ser devueltos al agua, los peces que han sido capturados, son víctimas de un sufrimiento innecesario. Imagine que a usted le clavaran un anzuelo en su mano, seguramente sobreviviría, pero por cierto que preferiría no tener que pasar por esa dolorosa experiencia.

Los peces que son liberados luego de haber sido atrapados, pueden sufrir de la pérdida de su capa protectora, de un peligroso exceso de ácido láctico, problemas respiratorios, daño en sus delicadas aletas y boca, dolor, stress y hasta la muerte.

Estudios recientes llevados a cabo en peces capturados en torneos de pesca, han revelado que la mayoría no sobrevive a esta traumática experiencia.
Tanto el Departamento de Conservación de Vida Silvestre de Oklahoma, como la Universidad Tecnológica de Texas, han realizado estudios sobre la tasa de supervivencia en peces capturados en torneos de pesca (con posterior liberación) en un período de 6 días. El estudio de Oklahoma reveló que el 43 % de los peces murió luego luego de haber sido devueltos al agua. Los números que obtuvo la Universidad Tecnológica de Texas fueron aún mayores: el 62% de los peces no logró sobrevivir.


http://www.uva.org.ar/mosca.htm

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......Cuando un pez enganchado con un anzuelo trata de escapar, el glucógeno de los músculos (depósito de glucosa) disminuye, mientras que el ácido láctico rápidamente se acumula en el torrente sanguíneo. En unos pocos minutos, un agotador esfuerzo reduce a la mitad el depósito de glucógeno de una trucha arcoiris. En el número de Mayo de 1990 de la revista “Field and Stream” el columnista Bob Stearns reconoció que el ácido láctico puede “inmovilizar” a un pez “de una forma mucho más rápida y más intensa que los calambres y los doloridos músculos que nosotros los humanos sufrimos cuando hacemos demasiado ejercicio”. Cuanto más lucha el pez, más ácido láctico genera. Y a pesar de ello, los pescadores deportivos disfrutan en tener al pez fuerte “carrera” de peces. En el número de Julio de 1990 de la revista Field and Stream, Stearns ensalzó a “una diminuta pescadora” que condujo a un pez espada durante, aproximadamente, cinco horas:”Cada vez que el pez aflojaba la marcha, ella aprovechaba el momento para bombear, presionar, fastidiarle haciendo que desgastara sus propias reserves, no permitiéndole jamás un descanso”. Antes de ser hauled up, muchos peces mueren exhaustos. Para otros muchos, el peor sufrimiento podría ser sacarles del agua. Normalmente, los peces de mediana y gran talla son introducidos en los barcos siendo punzados con un anzuelo de mano. Algunas veces, los peces son despellejados vivos. Normalmente, muchos peces son sujetados cuando aún están vivos durante horas en un cabo o cadena que los mantiene bajo el agua. El cabo es colocado atravesando a cada pez, normalmente en la boca y en una branquia abierta. La cadena tiene pinzas como imperdibles gigantes de seguridad en los que los peces son colgados, normalmente a través de sus mandíbulas. La mayoría de los peces capturados por "deporte" se asfixian. Incluso fuera del agua, pueden morir lentamente. En octubre de 1980, “Field and Stream” el escritor Ken Schultz describió a una lubina que estuvo fuera del agua durante una hora: tanto las branquias como las aletas del pez enrojecieron y aún jadeaba. La captura y suelta de los peces, como mínimo, inflige terror, dolor, e invalidez temporal a los peces. Frecuentemente, se quedan inválidos de forma fatal o permanente. En un artículo de Mayo de 1990 del editor asociado de Field and Stream, Jim Bashline, admitió que el pez comúnmente “lucha tan violentamente según se quita el anzuelo que los pescadores los lanzan hacia el fondo del bote o hacia un banco de rocas.” Los lanzamientos, las redes, el manejo o cualquier otra clase de asalto quitan la delicada y transparente piel de los peces. Cubierta de mucosa, esta capa externa proteje contra las infecciones, el flujo del agua, o la deshidratación de sus tejidos internos- cualquiera de los cuales puede ser mortal. Según han demostrado los experimentos, los peces pueden morir también por un envenenamiento de ácido láctico varias horas después de un sobreesfuerzo, horas durante las cuales pueden estar completamente paralizados. El anzuelo siempre causa heridas. Graves laceraciones en la boca pueden destruir la capacidad del pez para comer. Muchos peces son soltados después de haber sido capturados con anzuelos clavados en las branquias o en órganos internos, como cuando se tragan el anzuelo y les llega al estómago. La pesca también tortura cualquier cebo vivo utilizado. Los pececillos de río y otros peces pequeños son rutinariamente insertados con el anzuelo a través de su lomo, sus labios, o incluso sus ojos. Como las heridas atraen a depredadores en el “deporte” de la pesca, algunos pescadores mutilan los cebos cortándoles sus aletas o rompiendo sus dorsos......
http://www.igualdadanimal.org/articu...ion-del-captor