Un maestro zen pierde los nervios.
Esta historia, es verídica y me la contaba mi maestro de taichi…
En la estación de tokio, llena de gente a rebosar, estaba un viejo monje zen, con los pies llenos de juanetes y casi ciego….la estación a rebosar, todo el mundo pasando a cien y pisando al pobre monje…..este cada vez mas angustiado, no podía apenas moverse, sin recibir un pisotón, casi no podía ver, así que como abrirse camino…
De pronto, concentro todo el ki en su garganta y grito con toda su mala leche:
ME CAGO EN DIOS.
La gente se aparto y el pobre monje pudo salir de la estacione e ir a su destino.
Un abrazo.