Esto no es coña ni anécdota vivida por otro:
Una vez fui a un restaurant donde había patos, gallinas y gallos en las cercanías de un estanque artificial. Iba con un amigo totalmente urbanícola, desinformado de todo lo que no fuera artificial. Pues resulta que empezamos a jugar a una especie de veo-veo, pero mencionando las características de un animal, y el otro tenía que encontrarlo.
El tío fue incapaz de encontrar al gallo, que como hacen todos los gallos y gallinas, dormía encaramado a un árbol. Cuando se dió por vencido y le enseñé el gallo, el tío alucinaba.
Y la mejor parte es que cuando se lo conté al que era mi novio por aquel entonces, se echó a reír diciendo que qué tonto el Pedro, por no saber que los gallos duermen en el gallinero. O sea, otro que de vida campestre no tenía ni la menor idea.