Cuando entré en el foro, pensaba que nadie en el mundo amaba tanto a los animales como yo, sentía que jamás encontraría alguien que compartiera mis ideas, mi angustia interior, mi motivación...pensaba que había gente activista, gente vegetariana, pero que nadie jamás sentiría el amor que yo siento hacia los animales.
Después de varios meses, de leer a la gente, incluso de conocer a algunos en persona, me doy cuenta de que hay mucha gente con mis mismo valores, con mi misma motivación, con el mismo amor, con las mismas sensaciones de no sentirse cómodo en este mundo, es más entro en momentos de odio hacia mi mismo, porque siempre hay gente que hace más que uno, gente que se mueve más, gente que tira más del carro, eso me motiva para seguir luchando, seguir esforzándome, seguir buscando maneras de colaborar.
Yo antes de entrar en este foro, desconocía términos como neobienestarista o abolicionista, pensaba que la gente simplemente quería a los animales, no sabía que había grados, niveles de amor, ni que existían diferentes estrategias ni patrones de ayuda. Yo sólo quería ayudar, me había afiliado a una asociación, después conocía otra, también me afiliaba, cada una afrontaba los problemas de un modo diferente, pensaba que era interesante ayudar a cuantas más mejor.
A medida que uno se va adentrando más en el mundo del activismo detecta que la buena voluntad muchas veces deriva en segregación, y esta segregación deriva a veces en odio, incluso entre personas que defienden un mismo fin, aunque este fin parezca totalmente distanciado por los medios y herramientas empleadas.
Hoy mismo tenía una conversación sobre el transporte de animales con una persona maravillosa, una de esas que hace infinitamente más que yo por los animales. Hablando sobre las leyes, y sobre la falta de medios para aplicarlas, describía, únicamente a modo de ejemplo, que por ley los animales transportados debían descansar un mínimo legal durante el transporte, pero que no existían áreas en las carreteras para que en efecto esos animales descansaran, y que por lo tanto, los animales transportados jamás descansaban.
En ese momento me di cuenta de por qué hay diferencias entre los defensores, unos abogarían para que, dado el hecho empírico de que esos animales van a seguir siendo transportados, habría que exigir áreas de descanso; mientras que otros irían en contra de tal propuesta, porque eso sería asumir la idoneidad del transporte de animales como mercancía. ¿Cómo puede una persona situarse en una u otra opinión? Me volví dándole vueltas a la paradoja, si apoyara la creación de áreas de descanso, estaría defendiendo indirectamente el transporte de animales, sería un monstruo, sin embargo, si no lo apoyara, y simplemente abogara por la ilegalización del transporte de animales como mercancía, estaría gritando a un pozo, porque eso no ocurrirá antes de que pasen más siglos de los que ya han pasado, de modo que los animales seguirán siendo transportados sin poder descansar, hacinados y exhaustos...
Es realmente horrible, porque dado en el mundo que vivimos hay cosas exigibles factibles, y otras exigibles irrealistas, pero a veces exigir las cosas factibles supone un retroceso de facto a lo que yo realmente deseo, pero no apoyarlas supone un no avance...
Entiendo que todos los activistas pertenecientes a asociaciones, desean un final similar, pero los medios de unos son contraproducentes para las exigencias de otros, aunque las exigencias de los primeros tengan un efecto positivo a corto plazo. ¿Es lícito querer ir paso a paso para llegar a una abolición futura? ¿Es lícito apoyar pasos que a pesar de ser un avance supongan un retroceso moral?
Yo colaboro con muchas asociaciones y fundaciones, ahora soy consciente que entre muchas de dichas asociaciones hay discrepancias, que muchas veces llegan a ser muy viscerales y deletéreas para la causa, pero yo quiero seguir apoyándolas a todas, porque todas las estrategias tienen cabida, todas quieren ayudar a los animales, pero ni los medios, ni los fines a corto plazo, ni las herramientas, ni la mentalidad es la misma, muchas veces contrapuesta.
Yo no quiero ser ecologista, ni abolicionista, ni bienestarista, ni neobienestarista, ni ninguna de estas nuevas palabras que me han ensañado en los últimos meses, yo sólo quiero ser vegetariano, sólo quiero salvar a los animales, sólo quiero ayudar a todas las asociaciones, pero no sé cuál es el mejor modo, ni siquiera sé si hay un modo correcto, o si todos los modos deben ser ejecutados a la vez, pero coordinados.
Tenemos sentimientos idénticos, se llama amor, pero no sabemos qué camino tomar, no sabemos si ayudar a uno es bueno o no, o si es peor no ayudar aunque no sea bueno del todo...uno termina loco.
No quiero pertenecer a ninguna ideología, no quiero etiquetas, no quiero sindicatos ni movimientos paralelos, sólo quiero que algún día, un colectivo humano viva en armonía con la naturaleza, y con los animales, y que una persona se pare a ayudar a un animal del mismo modo que se pararía para ayudar a un niño, pero no sé cuál es el camino que he de tomar, de modo que intento ayudar a todos, vayan por el camino que vayan, porque admiro, defiendo y me arrodillo ante todos aquellos que han hecho de su vida una batalla para la defensa y la liberación animal.
Un abrazo a todos, todos los medios son buenos, porque la voluntad, el amor está en todos vuestros corazones.
Sólo quiero ser un vegetariano, un amante de los animales, y ver cómo los amantes de los animales, además, comienzan a aprender a amarse entre sí.
Paz y fuerza para todos vosotros.